miércoles, 25 de febrero de 2015

Una filosofía no tan antigua

Si hay algo que ha marcado una generación son los primeros minutos de la película 2001: Odisea en el espacio. Para siempre quedará esa imagen de la Tierra, en el espacio, con la música que estará relacionada para siempre con los paseos espaciales. Esa música, tan conocida hoy, fue compuesta por un alemán, Richard Strauss en 1896, y fue llamada "Así habló Zaratustra", basada en el libro del mismo nombre de Friedrich Nietzsche.

Pero, qué hay detrás de ese libro, de esa música y de esa película. ¿Quién era Zaratustra? ¿Existió? 

Pues sí, hoy, la entrada va de este señor, Zaratustra o, como es conocido en español, Zoroastro. Y, aunque parezca mentira, es un personaje digno de ser conocido. De esos que marcan una línea en esta tierra, aunque aquí, se tiene tan lejos, que casi nadie lo conoce, aunque como veréis, muchos usamos vocabulario suyo casi sin saberlo.

Zoroastro nació en Irán hace mucho, mucho tiempo, en torno a 600 - 1000 años antes que Jesucristo. Fue un profeta que enseñó una nueva religión en la zona, conocida como zoroastrismo en español y cuyos orígenes nacen en las religiones del indo y que nos deben sonar mucho a los que nos hemos criado en una doctrina casi impuesta.

Zoroastro habló de que el cosmos estaba gobernado por una dualidad entre el Bien y el Mal: Dios y el Demonio, que las personas eran libres y no habían predeterminación de los actos. Que la persona debía elegir hacer el bien. Los preceptos principales eran: la igualdad de todos, independientemente de sexo, raza o religión, respecto a la vida en general y negación de la opresión del ser humano, convivencia con la naturaleza, trabajo duro, caridad y respeto por la familia y la comunidad. También creía que la recompensa, la felicidad o el castigo, depende de cómo se comporte uno, que uno es libre de sus actos. En pocas palabras: buenos pensamientos, buenas palabras, buenos actos o "No le hagas a otros lo que no te gustaría que te hicieran a tí".

En la filosofía también existe el Saosyant, o final de los días, donde se producirá la resurrección de los muertos, que se producirá cuando el mal sea erradicado, por lo que la salvación será universal.

De verdad que parece una religión muy avanzada para la época de la que estamos hablando. De hecho, parece que Jesucristo fue un revolucionario por decir algo parecido. Zoroastro se adelantó en casi mil años. Que conste que fue un profeta muy considerado, y nada de un santón loco no tenido en cuenta. Consiguió muchos adeptos y, con el tiempo, su religión se extendió bastante en la antigua Persia y llegó a ser la oficial del imperio, hasta la llegada del islam en el siglo VIII, que la hizo casi desaparecer. Sin embargo no desapareció del todo e, incluso hoy en día, la practican más de 4 millones de personas entre Irán e India (en 2005 era la 16ª religión más practicada del mundo).

De Zoroastro, sin embargo, se conoce poco más que su filosofía. Hay algunas referencias de él a través de historiadores griegos (Herodoto hablaba de tradiciones persas basadas en él). Dejó un libro de enseñanzas, que se fue transmitiendo oralmente hasta que se recopiló por escrito en las primeras dinastías persas. Ese libro, conocido como Avesta, es un compendio de diferentes textos sagrados, que recoge todas sus enseñanzas. Lo más conocido de ese libro son los cantos salmódicos o gathas, que es la parte más antigua del texto y que se le atribuye directamente a Zoroastro.

Y como toda religión tiene su Dios, que se le conoce como Ahura Mazda, que representa el bien en contraposición con el maligno, conocido como Angra Mainyu. ¿A qué a todos nos suena el nombre del dios del zoroastrismo? Pero nos sonará por algo diferente, ¿verdad? Pues sí, en 1929 un japonés, Jujiro Matsuda, buscando un nombre comercial para su empresa, llegó a este nombre y creó la Mazda Motor Corporation. Tuvo éxito y hoy, es mundialmente conocida.

Así que, aunque no lo sepamos, cosas tan dispares como la odisea en el espacio de Kubrick, nombre del Mazda 5 o la filosofía cristiana, provienen de este profeta, Zaratustra, cuya filosofía de vida debería ser conocida por todos, porque, a pesar de ser antigua, no está nada obsoleta.

martes, 10 de febrero de 2015

Los orígenes de la república

Cuando hoy en día alguien piensa en las repúblicas modernas y en su origen, le viene sin dudar, la revolución francesa y el levantamiento del 14 de julio de 1789. La toma de la Bastilla y el posterior cambio de régimen, con la ejecución de los reyes, llevó a un nuevo status, que, con vacilaciones, terminó consolidándose casi 60 años después.

Sin embargo, ¿es realmente este el origen de la república moderna? Pues lamentándolo mucho para los franceses, no. Aunque no cabe duda que fue la que marcó la línea a seguir a otras muchas naciones posteriormente. De las que perduran, la república de los Estados Unidos de América, es anterior (su proclamación de independencia se realizó el 4 de julio de 1776), pero resulta que ésta tampoco es la primera república moderna.

Para llegar a la primera república moderna hay que profundizar en la Europa renacentista, a un estado creado en 1569 con un lema: "Nuestro Estado es una república bajo la presidencia de un Rey". Estoy hablando de la República de las Dos Naciones. Esta República, que realmente fue el germen de un nuevo concepto, se creó con la unión mancomunada-federal entre Polonia y Lituania, auspiciada por el Rey Segismundo II. A su muerte, en 1572, se consolidó el sistema, con un parlamento que se llamó Sejm con gran poder, que quedó realmente a manos de la nobleza, elecciones libres (entre los nobles, tampoco abusemos) que nombraban al presidente de la república, que tenía denominación de "Rey", aunque era electo y en realidad, no gobernaba.

En esa república existía el derecho de repudio del Rey (se podía realizar una rebelión legal que lo derrocaría en el caso de que no se aprobase su gestión), la posibilidad de discrepar sobre la opinión del parlamento e incluso el embrión de creación de partidos políticos que permitieran defender opiniones diferentes a las vigentes.

Evidentemente, era tiempo del absolutismo más profundo en Europa. Estamos hablando de una "república federal" (sí, entre comillas), que se generó casi un siglo antes que el Rey Sol (Luis XIV de Francia), quizás el mayor exponente del absolutismo, así que tampoco era una república como la podemos entender hoy en día, sino que sólo una parte de la población en torno a un 10% tenía derechos políticos.

Parece poco, pero no olvidemos que cuando nacieron los EEUU, sólo en torno al 25% de la población tenía derechos políticos (ni las mujeres, ni los esclavos tenían derechos), así que teniendo en cuenta que fue bastante antes, la verdad, parece un avance muy significativo.

Este experimento de república federal no fue precisamente efímero. Perduró hasta 1795, pero a causa de las contínuas invasiones suecas, cosacas, austriacas, terminó en la anarquía, que disolvió la unión, dividiéndose el país entre los reinos de Prusia, Rusia y Austria. Pero el germen político estaba echado, había posibilidad de otros regímenes. En Francia, sólo faltaba la chispa que generara la revolución.

Y esa chispa se generó entre 1776 y 1783, entre 13 y 6 años antes de la toma de la Bastilla. La primera fue el apoyo del propio Reino de Francia a la revolución americana y su independencia. Les costó un dineral, muchísimo, y eso limitó mucho los recursos de la población francesa, que quedó a expensas de las cosechas anuales. Además, les dio a la población una idea de poderse levantar en contra al poder establecido. El apoyo de la monarquía a las colonias, en el fondo enseñó el camino a seguir al pueblo francés.

Y la gota. Faltaba un ingrediente, el hambre. Este hambre llegó a causa de un hecho causal producido en 1783. En ese año, en una pequeña isla del norte llamada Islandia un volcán entró en erupción. El volcán, llamado Laki, lanzó a la atmósfera una cantidad inmensa de cenizas y lava. Tanto, que la población de Islandia se vió reducida en un 20%, y su ganado en un 50%. La nube de polvo, que se conoció como "La bruma de Laki" se expandió por toda la zona norte de Europa y perduró durante años, generando hambrunas que afectaron a 6 millones de personas. Se completó el círculo. Ideas, ver que una revolución es posible, falta de recursos y hambre. Sólo faltaba un motivo, que como siempre fue menor para que saltara todo por los aires y cambiara la historia, originando un régimen, la república moderna, que, hoy en día, es el más extendido del mundo.