martes, 10 de diciembre de 2013

El germen de un símbolo universal.

Si hay algo que realmente me gusta en la historia es ver cómo detalles que pueden pasar desapercibidos, a veces, se concentran para, de forma misteriosa, ser capaz de llegar a cambiar el mundo tal como lo conocemos. La historia de hoy, es otro ejemplo de que cualquier gesto, en cualquier situación es un germen que puede llegar a ser muy grande.

Estamos en la Guerra de Unificación Italiana, que duró muchos, muchísimos años en el siglo XIX. Hubo multitud de batallas, hasta que finalmente, se consiguió la unificación. En el año 1859 aún estaba todo muy lejos, y las batallas se sucedían en el norte de Italia, entre los ejércitos austrohúngaros y francoitalianos. En esa fecha se celebró una batalla más de esa Guerra, llamada batalla de Solferino, pero que se convirtió, por motivos ajenos al conflicto, en algo decisivo en la Historia con mayúsculas.

En esa batalla se enfrentaron en total unos 220.000 soldados, unos 100.000 austrohúngaros y unos 120.000 francoitalianos. La batalla, como todas, fue sangrienta y hubo muchas bajas. En 9 horas de batalla, 5.500 muertos y unos 22.000 heridos. Cuando los austríacos se rindieron, marcharon a posiciones más norteñas e Italia estaba más cerca de lo que es hoy, aunque aún tardó bastantes años en conseguirlo.

En aquella época pasaba por allí (nunca mejor dicho) un comerciante suizo que se dedicaba a negocios con Argelia. Iba camino de su suiza natal desde Argelia para seguir con sus negocios y justo en ese día pasaba por Solferino. Sin más. Pero cuando llegó, se encontro con el campo de batalla caliente. La batalla había finalizado pero allí quedaban 22.000 heridos abandonados a su suerte. No podía soportar lo que veía y no pudo más que socorrer a los heridos. Solicitó ayuda a las aldeas cercanas y no importaba el bando del soldado, había que ayudar a los necesitados. 

Aquello le marcó su vida y Henry Durant, que así se llamaba el comerciante, no pudo olvidar la situación. Tres años después publicó un libro, que se llamaba "Recuerdo de Solferino". Aquello le había marcado para siempre. 

Pero, la historia pone a la gente que debe en cada sitio, y que Durant pasara por allí en ese momento no puede ser casualidad. Durant tenía una situación económica bastante solvente. Buenos negocios le habían facilitado una buena fortuna y un buen nombre en su país. Así que trasladó su experiencia en diversos círculos, hasta que decidieron crear una organización para ayudar a los necesitados en tiempos de guerra sin importar el bando. Aquello no podía volver a pasar. En total fueron 4 hombres que, junto con él, crearon la sociedad. Como eran suizos (y por lo tanto, neutrales, siempre neutrales), decidieron utilizar la bandera de Suiza como símbolo, pero algo cambiada, invertida. Era 1863 y acababa de nacer la Cruz Roja.

El comité internacional de la Cruz Roja consiguió, gracias al apoyo del gobierno suizo que un año después se celebrara una conferencia diplomática en la que 12 países reconocieran la organización con unos fines humanitarios y siempre neutrales. 

La sociedad fue creciendo, afianzándose y reconociéndose en los diferentes ambientes. Poco a poco se convirtió en algo único y adoptando diferentes emblemas, como la media luna roja (utilizada por primera vez en la guerra ruso-otomana, para evitar susceptibilidades religiosas en los soldados turcos). Este afán por ser neutral y el carácter religioso inevitable de la cruz (aunque su origen, como hemos visto, no tiene nada que ver con la religión) ha hecho que se adoptaran diferentes símbolos, hasta que en 2005 se creó un símbolo completamente ajeno a la religión, el cristal rojo, que la representa oficialmente en determinados países, como Israel.

La Cruz Roja ha conseguido convertirse en una organización única en el mundo. No pertenece a ningún país, pero es reconocida en todo el mundo gracias a convenios internacionales, llamados Convenios de Ginebra y firmado por prácticamente todos los países. Su símbolo es universal y es la sociedad no gubernamental mayor del mundo, con 12 millones de voluntarios e ingresos de unos 3000 millones de dólares en donaciones anualmente. Su funcionamiento está fuera de toda duda y han conseguido sobrevivir mantenido sus principios humanitarios y neutrales durante todo este tiempo. De hecho, esta sociedad ha sido la más laureada en los premios Nobel de la Paz, que lo han recibido en tres ocasiones (1917, 1944, la dos guerras mundiales, y 1963) y también lo recibió su fundador, Henry Durant, en 1901.

Sin duda, la Historia quiso que Durant pasara por allí y él hizo su gran creación. Fue capaz de crear una sociedad que ha perdurado en el tiempo. Más bien no, ha sido capaz de cambiar el tiempo desde su creación, porque, desde luego, nadie hoy en día, desconoce lo que significa el símbolo humanitario por excelencia, nuestra Cruz Roja.

domingo, 1 de diciembre de 2013

De secundario a leyenda

Como supongo que a todos, el colegio de primaria (lo que era la EGB en aquella época) lo llevamos siempre en el corazón. En mi caso concreto, era un colegio muy humilde y de pocos recursos. Edificio antiguo y mal conservado (tan mal conservado que se cayó el techo de una clase unos años después) y en nuestra época estaba siempre lleno de desconchones. Pero tenía encanto, era una familia y de ese colegio ha salido mucha gente buena, gente que después ha estudiado bastante y que ha llegado lejos. Algo así como el personaje de hoy y que además le daba nombre a mi colegio, Juan Sebastián Elcano.

Nuestro viaje empieza en la vorágine que supuso el principio del siglo XVI en España. Colón había llegado a América, pero no había llegado a las islas de las especias (Lejano Oriente), como él creía. Había descubierto todo un mundo nuevo, pero no era lo que él pensaba. Así que rápidamente, a alguien se le ocurrió, sabiendo que existía ya un océano detrás de esa nueva tierra, seguir navegando y llegar a las islas de las especias. Fue a un portugués, pero patrocinado por España, Fernando de Magallanes. En 1518 propuso llegar al lejano oriente por un mar no reservado a los portugueses, seguir navegando y a ver. Carlos I vió el negocio y les dotó de privilegios hasta para conseguir su objetivo. Prepararon la expedición, no sin inconvenientes, por el recelo que existía en aquella época entre españoles y portugueses, que casi dan al traste con la expedición. Pero aún así, el tenaz Fernando de Magallanes, embarca en el puerto de Sevilla con su flotilla de 5 naves y su tripulación de 234 personas. El destino, desconocido aún.

Siguieron la ruta del sur, pues era por aquel momento bastante más explorado que el norte, bajaron hasta Canarias y Cabo Verde, para de ahí, pasar a Brasil y bajar hacia la actual Argentina, donde llegaron al Río de la Plata, ya descubierto, y de ahí a más al sur, hasta la Bahía de San Julián en marzo de 1520 (ya llevamos 9 meses de travesía). Magallanes, precavido, decidió esperar ahí el paso del invierno y así fue. En esa espera ya tuvo que sofocar una rebelión a bordo. Los hombres iban con ansia de beneficios, y allí parados no conseguían más que hambre y sed. En esta estancia ya se perdieron 3 de los 5 capitanes de navío: uno asesinado, uno ejecutado y el otro abandonado a su suerte en tierra. La tropa empezaba a menguar y una de las naves, la San Antonio, volvió a España. 

El 1 de noviembre de 1520, ya con sólo tres naves, llegan a un estrecho bastante difícil de cruzar que más tarde se conocería como Estrecho de Magallanes. Es un paso que hay un poco más al norte del Cabo de Hornos, al otro extremo de la Tierra de Fuego (que en realidad es una isla). Fue complicado pasar, pero lo hicieron y se adentraron en el entonces conocido como Mar del Sur. Una calma chica les afecto durante tres meses, lo que hizo que llamaran al océano como Pacífico, como se ha quedado hasta la actualidad. Más hambruna, más penuria, escorbuto, bajas. Hasta el 6 de marzo de 1521 donde llegaron a una isla donde pudieron aprovisionarse. Habían llegado a las Molucas. Habían llegado al extremo oriente. Habían cumplido su objetivo.

Llegaron a Filipinas, donde fueron los primeros europeos en verlas y donde intentaron colonizar y cristianizar la isla, pero donde finalmente no los atendieron muy bien. En una batalla con la tribu local, fallece Fernando de Magallanes. Su sucesor, Duarte Barbosa y fue muerto con un grupo de la expedición en un banquete trampa en otra isla filipina (Cebú). El resto de la expedición, cargan las naves Victoria y Trinidad, hundiendo la tercera que les quedaba y abandonando la isla con destino a otra. En esta otra fue nombrado jefe de la expedición Gonzalo Gómez de Espinosa, que comandaría la nave Trinidad y como capitán de la nave Victoria, a Juan Sebastian Elcano. Elcano se había alistado como contramaestre con la única aspiración de participar de los beneficios y de un "ya veremos". De buenas a primeras era el capitán de una de las naves que quedaban y con una tripulación bastante corta. El destino había querido que un don nadie tuviera su oportunidad y la aprovechó.

Allí tomaron una decisión políticamente incorrecta, pero que les salvó la vida. La Victoria volvería por los mares portugueses, por zonas conocidas aunque peligrosa. La Trinidad volvería a Panamá, aunque nunca llegaría porque la abordaron los portugueses.

Para Juan Sebastián Elcano, llegar cuanto antes a España para contar lo encontrado era el objetivo principal y así lo hizo. Consiguió llegar a España el 6 de septiembre de 1522. Habían pasado 3 años y 1 mes desde su partida. Habían llegado sólo un navío y 19 supervivientes (hubo 5 supervivientes más de la Trinidad, pero llegaron en 1524 después del abordaje portugués). Pero habían sido los primeros en darle la vuelta al mundo. En un mundo que era en aquel entonces mucho más grande que ahora. Juan Sebastián Elcano había escrito su nombre en la historia, el primero que circunnavegó el mundo. 

El Rey le concedió una renta anual de 500 ducados (una suma considerable para la época) y un escudo de armas especial, tendría para siembre una esfera con una leyenda: primus circundedisti me. Era efectivamente el primero que le dio la vuelta. Nunca se sabe cuándo la historia te requerirá, pero hay que estar atento para que , en ese momento, no defraudarla. Este es un ejemplo de un secundario que se convirtió en leyenda, para siempre.


domingo, 17 de noviembre de 2013

Genio e ingenio por la simpleza.

Hay veces que una explicación de algún documental de la tele se te queda en la mente y no la olvidas ya para siempre. A mí se me quedó una explicación que dio Carl Sagan sobre la demostración de la redondez de la Tierra y su medición, aunque en ese mismo documental, cometía el error de hacer ver que en la Edad Media se pensaba que la Tierra era plana. 

Quizás se pensaba, pero en la gran población que no tenía acceso a la cultura. La mayor parte de la cultura de esa época defiende una Tierra esférica, aunque sí que había errores en su medición y supersticiones que hacían que la duda existiera en todos los niveles. Y sobre todo, una creencia religiosa muy fuerte que condenó a la teoría heliocentrista hasta bien entrado el siglo XX.

Esta medición a la que me refiero la realizó Eratóstenes. Este sabio griego se basó en un concepto que hoy en día todos sabemos los trópicos y en una agudeza mental digna de elogio por su simpleza. 

En la Tierra, todos conocemos cinco líneas principales en sentido horizontal: el ecuador, los dos trópicos y los dos círculos polares y todos tienen su explicación: el ecuador es exactamente la línea que separa la media naranja de la Tierra, su mitad. Como puede intuirse, el ecuador es el sitio donde el sol está justo encima cuando las estaciones están en la mitad del año, o sea, en los equinoccios (día en que la noche y el día duran lo mismo). Entonces, ¿donde estará el Sol en los solsticios? Pues un poco más hacia el hemisferio norte en el solsticio de junio y un poco más al sur en el de diciembre. Esa línea, donde el Sol está justo encima durante el solsticio se llama trópico. Pero cómo identificar el de verano y el de invierno fue algo que se resolvió de forma muy curiosa. Realmente siempre es el trópico de verano, porque es verano cuando el Sol está sobre él, sea hemisferio norte o sur. Entonces se decidió por nombrarlo con el zodiaco. La astrología estaba muy presente en las vidas en los siglos XV y XVI (cuando se nombraron) y así nacieron el Trópico de Cáncer para el del hemisferio norte y el Trópico de Capricornio para el del hemisferio sur. Los que nacimos en julio no olvidaremos que somos cáncer y lo que nacieron en enero, capricornio. Pues bien, de ahí vienen los nombres de los trópicos.

Las otras dos líneas son los círculos polares. Estas líneas son el límite donde es 24 horas de noche en invierno y 24 horas de sol en verano, sea polo norte o polo sur. Los nombres aquí se dieron por los nombres de los polos: círculo polar ártico y circulo polar antártico.

Pues habíamos dejado a Eratóstenes midiendo la Tierra. Eratóstenes no conocía los movimientos terrestres, ni sabía lo que era un trópico, pero sabía, por referencias de la época que en Asuán, donde estaban los templos de Luxor, un poste, el día 21 de junio, no daba nada de sombra. Claro, Asuán está sobre el trópico de Cáncer y ese día, el Sol está en su vertical, así que no hay sombra alguna.

Sabiendo eso, midió la sombra que daba un poste en Alejandría, y el resultado es de un ingenio alucinante. Eratóstenes hizo un triángulo con esos datos y le resultó que la Tierra como aproximación era una esfera de 252.000 estadios de longitud. Eratóstenes cometió numerosos errores de aproximación: Alejandría y Asuán no están en la misma longitud, la Tierra no es exactamente una esfera, sus instrumentos de medida eran bastante rudimentarios y Asuán está muy cerca del trópico de Cáncer, pero no exactamente sobre él, cosa que en aquella época no podía saber.

Pero a pesar de los numerosos errores de aproximación, consiguió un dato bastante aproximado. Tan aproximado que hay dudas de saber qué tipo de estadio utilizó: si utilizó la medida del estadio griego, Eratóstenes cometió un 15% de error, pero si fuera el estadio egipcio, su error es de menos de un 1%. La duda de saberlo es que no se entiende cómo pudo cometer tan poco error, así que se cree que usó el griego. Pero la posibilidad está ahí. 

En cualquier caso, su error, de una forma u otra es francamente pequeño y fue una forma de demostrar cómo agudizar la mente para, sabiendo lo que te rodea, saber demostrar conocimientos que tardaron en confirmarse más de 2000 años. Desde luego que a veces lo más ingenioso es lo simple, pero eso sólo está al alcance, como su nombre indica, de los genios. Eratóstenes, evidentemente, lo era.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Infalible pero menos

Ayer tuve una agradable jornada con un amigo con el que suelo compartir debate en tema de religión. Sé que es un tema delicado, y no me gusta entrar a valorar las creencias personales, pero la verdad es que es un tema con muchas curiosidades, especialmente porque no existen verdades generalmente aceptadas que no son realmente así. Hoy le dedico la entrada a una de ellas.

Es bastante habitual escuchar que la Iglesia Católica se debe al Papa, especialmente en temas conflictivos de la religión, como el de uso de anticonceptivos, de control de natalidad o de la opinión sobre los homosexuales. Ahí casi siempre se apostilla que el Papa es infalible. 

Son, sin embargo, temas complicados, demasiado como para que yo me atreva a dar una opinión. Pero sí que tengo una opinión sobre la opinión de la infalibilidad.

Es cierto que en la Iglesia Católica existe un dogma, promulgado en 1870, en el Concilio Vaticano I que se refiere a la infalibilidad papal. Este dogma, se aposenta en citas bíblicas (bastante vagas, por cierto) y en una tesis medieval de la lucha contra la herejía. Pero en realidad, en el Concilio Vaticano I lo que se debatió es el poder real del Papa en un momento en el que los Estados Pontificios estaban sufriendo el ataque de la reunificación italiana. Este proceso provocó un rechazo bastante fuerte en el seno de la Iglesia a su aprobación, pero aún así el dogma fue promulgado y desde entonces, aceptado. Pero en esa promulgación dice que la infalibilidad sólo es válida cuando habla "ex-cathedra". Y además especifica las condiciones para hablar "ex-cathedra":

1. Debe hablar como "pastor y doctor de todos los cristianos, en virtud de su Suprema Autoridad Apostólica", 

2. Debe definir una doctrina de Fe o Costumbres 

3. Debe especificar que debe ser sostenida por toda la Iglesia

Y también define que cuando habla a título privado en cualquier materia e incluso como Suprema Autoridad Apostólica en materia en la que no se incluye la Fe o Costumbres el papa sí puede errar como cualquier otro.

Así que los condicionantes de la infalibilidad son claros y la verdad, complicados. Tan complicados que en estos casi 150 años sólo se ha aplicado una vez. Fue en la promulgación por parte del papa Pío XII del dogma de la Asunción de la Virgen a los Cielos en noviembre de 1950. Ni antes ni después se ha producido otra declaración ex cathedra, lo que quiere decir es que las opiniones papales, aunque evidentemente son realizadas por alguien con autoridad en la materia, pueden (y deben) ser criticables y analizadas en conciencia, porque la conciencia es personal de cada uno.

Es bastante habitual asimilar la teoría de la Iglesia en materias complicadas a las promulgadas por algún papa en algún otro documento de rango inferior. En la actualidad se utilizan bastante las encíclicas, aunque en la edad media eran más utilizadas las bulas papales (el término bula realmente hace referencia al sello utilizado, no al documento en sí). En una Encíclica, Pablo VI (humanae vitae) describe su opinión sobre el uso de anticonceptivos. En otra Encíclica (casti connibii) el papa Pío XI considera absolutamente amoral el aborto aún cuando esto suponga la muerte de la madre (y dejar más huérfanos, por cierto). También en Encíclicas se atacó a la Guerra de Irak (por Juan Pablo II) o la Invasión de Hungría por la URSS (por Pío XII). Son opiniones personales autorizadas, pero como también lo era la del papa Inocencio VIII cuando en su documento "Summis desiderantes affectibus" promulgaba la existencia de brujas en Alemania y permitía la caza de las mismas hasta la muerte en la hoguera. No creo que Inocencio VIII fuera infalible en este documento, no se por qué.

Yo, que me considero católico, me fascina ver el mundo de la Iglesia desde un prisma objetivo. Documentos de dos mil años de historia hacen que sea historia viva de nuestra era. Pero tiene un riesgo, la Iglesia ha tendido, para perpetuarse a sí misma, a no dejar pensar y, sólo hay algo peor que equivocarse, que es que otro piense por uno, especialmente si ese otro no es del todo infalible. 

sábado, 2 de noviembre de 2013

Rodando por el espacio

El espacio exterior es un nido magnífico de cosas curiosas, como he puesto en otras entradas, pero hay un tema que me parece especialmente fascinante, que es un planeta único en el sistema solar, Urano.

Urano es considerado el tercero de los gigantes gaseosos que "cierran" los planetas del sistema solar junto con el gigante Júpiter (que le faltó poco para ser una estrella), Saturno y sus anillos y el más alejado Neptuno.

De todos estos, Urano comparte características: muy gaseoso, con anillos y multitud de satélites, pero también tiene diferencias: un núcleo de roca y hielo y sobre todo, la forma en la que gira. Urano tiene una inclinación sobre el plano de la rotación sobre el Sol de 97º, lo que hace que su forma de viajar en el espacio sea como la de una pelota que rueda sobre la órbita y no como como lo hacen los demás planetas que lo hacen como una peonza, girando sobre sí mismos mientras también giran alrededor del Sol

Esta forma tan peculiar de rotar hace que el clima de Urano sea único. No tiene estaciones y no tiene propiamente un día como conocemos aquí, pues tiene un polo siempre mirando al sol. De hecho, su configuración hace que en los polos haya nada menos que 42 años de oscuridad y 42 años de luz. En torno al ecuador hace noche o día en función de la rotación (por los 7º de más sobre los 90º que sería una raya perfecta de noche y día).

Las consecuencias es que Urano tiene la atmósfera más fría del Sistema Solar con poco por encima del cero absoluto (cifra que merece una entrada en sí misma), pero sin embargo, en la superficie, la temperatura máxima no se encuentra donde incide el Sol, sino en el ecuador, cosa que no tiene mucho sentido, porque en el ecuador el Sol siempre incide de lado. No hay teoría al respecto, pero indica que claramente su actividad interior calienta más que la incidencia del Sol, por lo que es un planeta aún activo.

Ah y claro, como el planeta viaja rodando por el suelo, y los anillos están en su ecuador, éstos se ven desde la tierra como si fuera una diana, un poco grande el centro, pero de esa misma configuración.

No se sabe por qué tiene esta forma de rotar. Hay teorías de choques con objetos o atracciones gravitatorias, pero aún no existe explicación clara al respecto, pero lo que sí es evidente es que los caprichos de la gravedad hace que se mantenga así y se encuentre en un equilibrio diferente.

Por último comentar que Urano fue el primer planeta descubierto gracias a un telescopio, aunque puede verse a simple vista (su brillo está en los umbrales de la visibilidad humana). No fue descubierto hasta 1781, porque es tan tenue y viaja tan lentamente que nadie lo identificó con un planeta, sino una estrella más.

Para terminar sólo una cosa. Urano genera un problema de nomenclatura general. Todos tenemos claro cuál es el polo norte y el polo sur en la Tierra, pero... ¿y en Urano? La UAI dice que el polo norte es el que esté por encima del plano de rotación sobre el Sol. Esto en Urano es un poco especial, porque no siempre es el mismo polo, así que a veces se le aplica una norma no oficial, que es la regla de la mano derecha en la rotación, que por cierto, generalmente, en Urano, da el polo opuesto al de la otra regla.

En definitiva, es una rara avis, un planeta diferente que da la sensación ir rodando por el espacio.

martes, 22 de octubre de 2013

Una república de otro tiempo

Europa ha sido siempre un continente volátil. En los últimos 2000 años ha vivido transformaciones geográficas y políticas casi continuas. Invasiones, guerra, cambios. Países que ya no existen, como Prusia, países que se unificaron, como Italia, Alemania e incluso España, países que se disgregaron como Yugoslavia, Checoslovaquia o la misma URSS, un cambio continuo del que quedan algunos vestigios del pasado por ahí repartidos.

La entrada de hoy es de uno de esos vestigios. Generalmente la conocemos por ser la selección de fútbol que más pierde o por tener un gran premio de motociclismo que no se disputa en su territorio. Es la república de San Marino. Un diminuto país, situado en medio de Italia, rodeada completamente por ella y que curiosamente, a pesar de su nombre, no tiene mar, aunque está a sólo 10 Km de él.

Su tamaño es de 61 Km2, menos de la mitad de la ciudad de Sevilla, pero es ni más ni menos que el país soberano más antiguo del mundo.

Su origen fue una comuna creada por un cantero cristiano llamado Marino, que huyendo de las persecuciones romanas llegó a establecerse en un monte del centro-norte de la península italiana, llamado monte Titano. Esta comuna evolucionó en el tiempo, hasta que en el siglo X, se estableció como territorio independiente, llamado Territorio de San Marino y posteriormente, República de San Marino, en honor al cantero fundador. Ya no era una comuna, era una comunidad monástica, pero con su propio sistema republicano de gestión. Pero republicano a lo que se entendía en la antigua Roma de república, no lo que se entiende por ello después de la revolución francesa.

Consiguió mantener su independencia a pesar de las tensiones limítrofes y del papado, que lo reconoció como independiente en 1631. Napoleón lo reconoció como independiente en su invasión italiana en 1797 y otras potencias en el congreso de Viena en 1815. Con Italia, sobrevivió a la reunificación firmando tratados que reconocían su independencia, el último en 1971.

Pero lo más curioso que tiene San Marino es que mantiene el sistema de gobierno de república romana. Está gobernado por un Consejo Grande que es elegido por votación popular. Inicialmente este Consejo era un Arengo, o consejo de los cabezas de familia, pero desde el siglo XIII (¡todavía no se había reconquistado Sevilla a los árabes!) ya se escoge el Consejo Grande por votación.

Este Consejo elige a dos de sus miembros como Capitanes Regentes por periodo de 6 meses y éstos y su consejo de ministros es el poder ejecutivo del país. Los dos elegidos son de partidos diferentes, lo que obliga a una jefatura equilibrada. Se nombran los días 1 de abril y 1 de octubre de cada año. Esto es un vestigio de la república romana, que mantenía dos regentes y reelecciones cada 6 meses.

Pero lo verdaderamente extraño sucede cuando cesan del cargo. Al igual que en las repúblicas romanas, tras cada mandato existen tres días en los que los ciudadanos pueden presentar quejas sobre las actuaciones de los jefes de estado. Estas quejas, si son admitidas a trámite, abre automáticamente un proceso judicial a un ex jefe de estado. Es una de las máximas de la gestión de San Marino, la auditoría pública continua y en la página web del mini estado se enorgullecen de ello.

¿Os imagináis qué pasaría si en España, cada vez que hubiera un cambio de gobierno se abriera un proceso de quejas a la gestión del ex presidente? Mejor no imaginarlo. Sin embargo, parece un ejercicio de sanidad democrática la gestión que tiene San Marino de sus instituciones. 

En el tema judicial también tiene sus particularidades. San Marino, delega en jueces extranjeros, salvo en los casos de jueces conciliadores (equivalentes a jueces de paz, que sí pueden ser del país), y existe un consejo garante de la constitución que en 2002 sustituyó al tradicional consejo de los XII, que ha quedado como órgano administrativo. El Consejo Garante es elegido por el Consejo Grande y es el funciona como corte de apelación y gestiona las quejas a los capitanes regentes. Para que os hagáis una idea de la tradición del país, el código penal vigente data de ¡1865!

Un cambio reciente se produjo en 2001, que adoptó el Euro como moneda, aunque no pertenece a la UE. Es uno de los cuatro únicos países que adoptaron oficialmente el Euro sin pertenecer a la Unión. Los otros también son microestados europeos: Andorra, Vaticano y Mónaco.

Es una república de otro tiempo, incrustada en el siglo XXI. Pero lo que se ve es que los problemas de la antigüedad son los mismos que los actuales, y ya pensaron en controles para evitar el abuso de lo común, de lo público. Los antiguos no eran más torpes ni más insensatos. Simplemente eran de otro tiempo.

Es que, a veces, mirando al pasado se ve que la evolución no es tal y que, probablemente, sólo hay que mirar al pasado para aprender para el futuro.

jueves, 10 de octubre de 2013

Un ejemplo de gestión de la diversidad

Por circunstancias de la vida me ha tocado pocas veces estar en islas. Un par de veces en Canarias, otro par en Baleares y otro en las islas británicas. En todos los casos he tenido una sensación similar, estar enclaustrado, perdido. En Fuerteventura fui capaz de recorrer todas las carreteras de la isla. Todas. Incluso las de tierra. En el fondo, los que somos de un país continental pensamos en las islas como en un lugar relativamente pequeño, relativamente alejado y donde se puede uno perder. Las distancias son otras, y la forma de vivir también.

Es por eso que me llama mucho la atención que el cuarto país más poblado del planeta es un país que no tiene nada de territorio continental. En un país exclusivamente insular, pero con más de 17.500 islas, Indonesia multiplica por 4 la dimensión de España y casi por 6 la población. Indonesia es un monstruo insular, un país único en el mundo y en el que se dan, por sí misma muchas curiosidades.

El territorio de Indonesia está repartido por un archipiélago entre los Océanos Índico y Pacífico, y que llega casi desde la península de Malasia hasta Australia. De extremo a extremo más de 5.500 Kilómetros. Más que la anchura del Océano Atlántico, para que nos hagamos una idea. 

Dentro de las islas que forman su territorio están algunas que son muy conocidas, como Borneo, o Nueva Guinea (estas dos islas son mayores que España), Sumatra o Java (la isla más poblada del mundo) y ciudades también conocidas, como Bali o Yakarta. 

De las 17500 sólo unas 6.000 están habitadas, el resto, son demasiado pequeñas y son islas ideales para perderse en ellas. Sin embargo, no deja de ser curioso que en tres de las principales, Borneo, Nueva Guinea y Timor, Indonesia tiene soberanía sólo sobre parte de la isla. Borneo la comparte con Malasia y el sultanato de Brunei. Timor con Timor Oriental y Nueva Guinea con Papúa-Nueva Guinea. Es un país acostumbrado a gestionarse a si mismo y no le importa tener dividido el territorio. 

El origen de este extraño país fueron las colonias holandesas en Asia, que desde el siglo XVIII fueron clave en el comercio marítimo. A primeros del siglo XX y justo antes de la II Guerra Mundial decidieron que ya estaba bien de colonialismo holandés y comenzaron la lucha por su independencia. En su guerra de independencia, a pesar de la distancia y la diferencia de características, la población de Indonesia se unió en contra del poder establecido, primero contra el poder holandés y después contra la invasión japonesa de la II Guerra Mundial, lo que permitió crear un sentimiento de país, independiente desde 1945 que perdura hasta hoy mismo. 

Aunque es el estado mayoritariamente musulmán más alejado de La Meca, con su cantidad de islas y distancias, obviamente, Indonesia es un conglomerado de etnias y lenguas. En este país hay más de 300 grupos étnicos y 700 lenguas distintas. Pero, por el bien de la convivencia, este país adoptó un idioma casi artificial, el indonesio, para cooperar entre los territorios y se enseña en todo el país y es el que se usa en las relaciones comerciales y administrativas, aunque prácticamente toda la población tiene un idioma materno diferente. A pesar de tanta diferencia y aunque ha habido algún enfrentamiento, en general las etnias conviven en armonía. 

Es un país diferente, disperso, singular, extraño, pero todo un ejemplo de gestión de la diversidad que desde aquí se echa bastante de menos. Al final, convivir, es lo importante.

martes, 1 de octubre de 2013

Un invento casual hoy imprescindible.

Hoy en día hay algunas cosas de uso cotidiano, muy común, y algunas de ellas, que parecen que han estado toda la vida con nosotros, realmente tuvieron un inicio, un inventor, un punto de partida, una casualidad.

Pero, como comenté en la entrada dedicada a la penicilina, lo importante es saber que el hecho casual que se produce no es tan casual, sino que pasa por algo y hay que ser capaz de averiguar qué lo produce, analizarlo y reproducirlo para beneficio general.

Algo así le paso en 1790 a un físico italiano llamado Luigi Galvani. Realmente no era físico, era más bien naturalista, cosa que en la época podría asimilarse a veterinario. Analizaba animales, pero vio algo que le llamó la atención mientras analizaba ranas.

Las ranas, diseccionadas y colgadas en ganchos para su análisis, esperaban su estudio. Galvani utilizaba un bisturí de hierro para ello, pero colgaba las ranas en ganchos de bronce. Un día, el bisturí, cargado de electricidad estática tocó por error el gancho y saltó un chispazo. Un chispazo que a todos nos pasa cuando nos cargamos de electricidad estática. Pero ese chispazo hizo moverse una pata de rana. Y Galvani, analista por encima de todo, lo vió.

Lo analizó todo lo que pudo, pero él era naturalista, no físico y solicitó ayuda a sus colegas para que replicaran el experimento. Su condición y su visión sesgada identificó a esa descarga y a ese movimiento como el aliento vital del músculo del animal. Era la misma vida que permitía retomar la vida de los músculos y la llamó electricidad animal.

Humilde, pidió ayuda y hubo un colega, Alessandro Volta que rápidamente cogió el testigo. Reprodujo el experimento y vió lo que había pasado... la electricidad no dependía de los músculos animales, sino de la diferente composición de los metales. Consiguió demostrar que la electricidad podía producirse si se juntaban discos de diferentes metales (cobre o plata y zinc, separados por discos mojados, para mejorar la conducción), y así creó una pila como hoy la conocemos, más o menos.

Un dato curioso más. Aunque parezca mentira, en Babilona ya existió una pila casi 2000 años antes que Volta. Eran una vasijas con un cilindro de cobre con una vara de hierro. A simple vista no parecía nada, pero si se llenaban con algo cotidiano de la época y alcalino, como el vino, ya está la pila de Volta. Simplicidad perdida en el tiempo.

Volta fue capaz de analizar y entender y pudo, además de ser capaz de reproducir el invento, demostrar que la electricidad no dependía de los músculos animales y que por lo tanto, la electricidad no era la fuerza vital de los seres vivos. Afortunadamente los trabajos de Volta no se publicaron hasta 1816 y eso hizo que, justo un año antes, una tal Mary Shelley se inventara la historia de un Frankenstein, en una noche que se merece una entrada en sí misma.

El invento de Volta, que se reprodujo en la Royal Society, le granjeó admiración internacional, hasta el punto que Napoleón le nombró Conde y le dio la medalla al mérito científico. Ya era todo un personaje y su nombre llega hasta hoy en forma de Voltios. Había perdurado en el tiempo y había conseguido un invento genial, un invento sin que hoy en día, no podríamos entender el mundo que nos rodea.

martes, 24 de septiembre de 2013

Un presidente diferente. Un mundo diferente.

Hoy están de moda los temas de la integración. Se trata a las personas con alguna dificultad física de forma diferente, se les atiende preferentemente y se busca facilitarle la vida. No puede ser de otra manera. Sin embargo, queramos o no, queda cierto resquemor. ¿Alguien votaría a un discapacitado para ser presidente de gobierno? Seguramente estaría mejor preparado, seguramente será una mente lúcida, pero hoy en día se prejuzga, y nos lleva a decisiones, probablemente, equivocadas. El exceso de información que tenemos nos lleva a ello. Es la sociedad que nos ha tocado vivir. 

Pero hubo un tiempo en el que no había televisión. No se sabía quien era el presidente, ni el rey, ni nada que se alejara de lo cotidiano. Al los personajes principales se les conocían en foto en los periódicos y en las monedas y poco más.

Es famosa la historia de Alfonso XII (que merece una entrada en este blog), cuando en un paseo de incógnito por Madrid justo tras llegar al trono, entabló conversación con un sereno y al acabar la conversación Alfonso XII le dijo: "Bueno, soy Alfonso XII, en el Palacio tiene usted su casa". Y el sereno le respondió: "Pues yo, Pío Nono, en el Vaticano tiene usted su casa". Evidentemente, el sereno no sabía con quien estaba hablando.

Sin embargo hay un ejemplo de integración que probablemente llegó a ser lo que fue gracias a que aún no existía la televisión de forma masiva. Había algo, pero no era habitual. Hablo de Franklin Delano Roosevelt.

Realmente a todos nos suena el nombre, fue el presidente de los EEUU en la segunda guerra mundial. Nacido en 1882, era un político prometedor, cuando en 1921 contrajo la polio, dejándolo una parálisis parcial que le obligó a ir en silla de ruedas el resto de su vida. Pero aprendió a disimular su enfermedad fijando unas barras de hierro a sus piernas y andar girando el torso. Andaba siempre distancias muy cortas, disimulando el tema, y, si tenía que recorrer algo más, lo hacía con muletas. Se cuidaba de que siempre aparecía en las fotos sentado.

Hay pocas, muy pocas fotografías de Roosevelt en su silla de ruedas, pero la utilizaba en su intimidad, cada vez que tenía que estar lejos de las cámaras.

Consiguió convencer a todo el mundo de que estaba recuperado y consiguió presentarse a la presidencia de los EEUU en 1932, venciendo fácilmente en las elecciones. Desde entonces, hasta su muerte, en 1945 fue presidente, ganando 4 elecciones consecutivas: 1932, 1936, 1940 y 1944, y fue el único presidente que lo ha hecho.

Le toco lidiar una época difícil, cogió un país en plena depresión de después del 29 y estableció toda una política social de incremento del gasto llamada New Deal, muy novedosa y casi improvisada, pero que permitió un cambio social en los EEUU y mejoró, sin duda la igualdad entre los ciudadanos. Impulsó esta igualdad y esa mentalidad de lucha común ha llegado hasta hoy. Es una de las señas de identidad más reconocible de los EEUU.

Pero encima se encontró la Segunda Guerra Mundial en 1939. Apoyó a los aliados, de forma logística, hasta el famoso ataque de Pearl Harbor, donde decidió entrar en la guerra en el Pacifico y ordenó el Desembarco de Normandía en 1944. Vamos, que cogió un país en ruinas, y consiguió levantarlo y no sólo eso, sino que se enfrentó a la guerra más terrible de la historia, dándole un giro y poniéndola a su favor. Y de paso, la aprovechó para levantar económicamente el país.

Pero la historia, caprichosa como es, quiso que falleciera repentinamente en abril de 1945, a penas 20 días antes de que su mayor enemigo, Hitler, se suicidara antes de ser capturado. Esta muerte hizo que no fuera responsable de la mayor matanza de la historia, siendo su sucesor, Harry S. Truman el responsable del lanzamiento de las bombas atómicas.

Un hombre que demostró que una limitación física no impide ser un buen político y un buen gestor. Eso sí, en un tiempo en el que no existía un seguimiento y un control público como el que existe ahora. Quizás el hecho de tener más información no ha vuelto más intolerable. Hoy en día parece imposible aceptar un presidente diferente. Definitivamente, tenemos un mundo diferente. A veces, sabemos demasiado.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Ciudadanos de segunda

Cuando empecé a tener uso de razón y a estudiar la historia me alarmó el genocidio nazi. Era una barbaridad, pero más barbaridad era que eso hubiera pasado sólo hacía 50 años. Ni una vida. De hecho, mi padre ya vivía cuando pasó el tema. En aquella época, joven yo, pensaba cómo podía mi padre haber dejado que pasara eso. Evidentemente, mi padre tenía cosas más importantes en qué pensar en aquella época (como en comer, por ejemplo, bastante era en esa España).

Pero ahora, me toca tener a mí al hijo y algún día me preguntará lo mismo, o lo pensará de un tema que viví yo en primera persona y que ahora está en boga por la enfermedad de uno de sus protagonistas, Nelson Mandela, aunque por algún motivo es francamente desconocido.

El Apartheid (término afrikaans, lengua medio holandesa, medio inglesa, medio alemana que se fraguó en el sur de África a raíz de la conquista europea), es algo francamente escalofriante que pasó hace, como quien dice, dos días y que el mundo, lo permitió.

Es un termino que definió un régimen. No fue algo despectivo, sino que se conocía así. Este régimen consistía en la separación racial en la población. Evidentemente, esta separación fue promovida por los blancos, y se produjo tras la derrota electoral pero victoria en escaños del Partido Nacional (partido de los blancos) en 1948. Tras esa victoria, los blancos, raza minoritaria en Sudáfrica con un 21 % de la población, establecieron un régimen separatista en el que las razas no podían juntarse en ningún sitio: transportes públicos, playas, recintos, hospitales, etc. Todo estaba separado. Por supuesto, las infraestructuras dedicadas a los blancos eran mucho mejores que las dedicadas a los de color, la educación de un negro costaba al estado el 10% de la que le costaba la de un blanco y todos los ciudadanos tenían que portar pases si iban a las zonas asignadas a las otras razas. Ah!, y por supuesto, los de color no tenían derecho de voto, por lo que nunca podían ganar las elecciones y cambiar el estatus.

Hoy en día es una aberración, pero en aquella época era algo llevado al extremo pero cotidiano en otros paises. En 1963, Martin Luther King dio su famoso discurso "I have a dream" que cambió muchas conciencias y, éste fue asesinado en 1968. En esa época, negros y blancos tampoco podían subir juntos al autobús en los EEUU y tenían muchos temas de prejuicios sociales, aunque sí eran reconocidos como ciudadanos.

Sudáfrica, llevó al extremo este concepto y poco a poco se fue radicalizando. En 1960 dada la presión, creó estados ficticios llamados bantustanes donde se asignaban a los negros como ciudadanos, aunque vivieran en otras ciudades. Esto llevó a que los negros eran ciudadanos de estados ficticios inmigrantes en Sudáfrica, obligándoles a portar identificación y pasaportes para estar en su propia ciudad y así tener un arma para poder legislar impunemente en contra de estas razas. Poco a poco el gobierno fue presionando para que la población de color se trasladara a los bantustanes que les correspondían, moviendo a 3,5 millones de personas en 20 años.

A primeros de los 60, coincidiendo con Martin Luther King, organizaciones de personas de color fueron creando resistencia y en 1963 fue encarcelada toda la cúpula política de color, con Mandela a la cabeza. Nada menos que 27 años encarcelado en cárceles no precisamente cómodas. Simplemente por querer ser ciudadano.

Este régimen se prolongó en el tiempo, y se prolongó hasta fechas realmente cercanas. Indurain había ganado ya tres tours, la Expo 92 ya era historia y los Juegos de Barcelona ya eran sólo recuerdo. Fue en 1992 cuando el presidente De Klerck ganó un referéndum para poder negociar con la población negra una nueva constitución, que se aprobó en 1994. En abril de 1994, hace sólo 19 años, la población negra pudo votar por primera vez en Sudáfrica. Ganó, por supuesto, Nelson Mandela, que ya era todo un símbolo.

Lo que me pregunto es por qué. Y el por qué a todo es económico, como siempre. Sudáfrica es uno de los principales productores de oro, y los blancos necesitaban para sus negocios disponer de estas minas. Así que nos creamos un régimen clasista y dominamos la economía. Pero esta situación fue poco a poco quedándose obsoleta. Los ídolos de la juventud empezaron a ser gente de color: Carl Lewis, Michael Jackson, Michael Jordan, Magic Johnson, eran idolos en todo el planeta, pero ciudadanos de segunda en Sudáfrica. La presión internacional comenzó a mediados de los 80 a boicotear productos de Sudáfrica y su aislacionismo provocó una crisis económica brutal. No había salida salvo la abolición del régimen y así se produjo.

Lamentablemente, no sabré que decirle a Santi si algún día me pregunta cómo permití que existiera el Apartheid. Bueno sí, sabré decirle que no hay ciudadanos de segunda, y que la historia es mejor no olvidarla para no repetirla.

lunes, 19 de agosto de 2013

Gusano en invierno, planta en verano

Hace más de un año que mi hermana lleva diciéndome que escriba esta entrada. Por fin, después de tanta insistencia, aquí está. Se trata de una historia, popular en zonas de China y el Himalaya que se conoce como Yatsa Gunbu.

Es, la verdad una historia bastante extraña, que consiste en un bicho que durante una época del año es un gusano, pero que, llegado un momento, se entierra y se convierte en una semilla del que florece una planta con la que saca esporas y se vuelve a reproducir.

Efectivamente hay fotos que lo atestiguan y que se ve el gusano como "semilla" y la planta saliendo hacia la superficie. Sin embargo y lo siento por mi hermana... es sólo una historia. Aunque eso sí, como todas las historias tradicionales, tienen un punto de curiosidad.

La clave de la cuestión está en un hongo que vive en las montañas del Himalaya entre 3000 y 5000 metros, llamado Ophiocordyceps sinensis, que es capaz de parasitar una larva de polilla. Lo parasita durante una parte del año hasta que es capaz de destruirlo completamente por dentro. Y lo de completamente, es completamente, ya que le destruye absolutamente todo, hasta el cerebro, creando una especie de momia de larva. Es capaz de prosperar en ese ambiente y convertir la momia en semilla, desde donde se crea un hongo como los que todos conocemos y que, como todos, produce esporas. Estas esporas contagian a nuevas larvas y así continúan su ciclo vital. En su momento de hongo, se puede ver un gusano desde el que sale un hongo, que es recolectado y se utiliza bastante en la medicina tradicional. 

La tradición china habla de un único animal, pero realmente son dos seres: una larva de polilla (que nunca llega a ser polilla, ya que el hongo la momifica antes de alcanzar su madurez) y un hongo que la parasita.

Como nota curiosa decir que no existe nombre para esta especie de hongo en español, pero que en inglés se le conoce como "Caterpillar fungus", o sea, "hongo - oruga".

Está muy valorado en la zonas rurales del Himalaya, y ya hay referencias en la medicina tradicional china desde 1694, aunque no se describió científicamente hasta 1843. Su valoración desde entonces crece exponencialmente y hoy en día es tan alta, que en las áreas rurales del Nepal es el principal producto para conseguir efectivo, en una economía aún basada en el trueque. Su producción es bastante grande (entre 80 y 175 toneladas en 2009) y su precio, elevadísimo, y con una inflacción insostenible. Lamentablemente, cuando aparece algo tan valioso, ya se producen conflictos y éste hongo-oruga ya ha generado varios enfrentamientos entre asentamientos locales con varios muertos en los últimos años.

Pero la medicina tradicional también tiene un poco de verdad allá donde se produzca y si se considera que previene enfermedades, es por algo. Se ha descubierto en estos hongos una sustancia llamada Cordicepina (que viene de su nombre), con propiedades antitumorales, antiinflamatorias y antivirales, y con una capacidad muy extraña: es una sustancia capaz de influenciar en el ARN de las células, así que consigue atacar a la propia base genética. Aún está en desarrollo y análisis, pero los primeros resultados son prometedores. Cuando la tradición detecta un producto que es fiable contra enfermedades, algún trasfondo habrá, aunque realmente no se sepa qué es lo que lo produce.

En cualquier caso, no deja de ser curioso cómo la naturaleza es capaz de inventar para sobrevivir. Inventar hasta el punto de ser gusano en invierno y hongo, como cualquier otro, en verano.

lunes, 12 de agosto de 2013

La única frontera terrestre de la España peninsular

Hacía tiempo que tenía previsto escribir una entrada sobre Gibraltar. Algunos de los seguidores me lo habían pedido, sabiendo que por cercanía y por ser natural de la frontera mi opinión puede diferir de lo que se conoce generalmente en España. Quería hacerlo para el 13 de julio, 300 aniversario del tratado, pero la verdad es que la actualidad ha hecho que lo retrase un poco. Voy a intentar dar mi opinión aunque no sea políticamente correcta. Así que esta vez, igual me sale un poco largo. Creo que la ocasión lo merece.

Gibraltar pasó a dominio Británico en 1713, después de la guerra de sucesión entre Felipe de Borbón y el Archiduque Carlos de Austria. Esta guerra se produjo al morir Carlos II sin descendencia, y apoyar la Corona de Castilla al pretendiente francés al trono (heredero por testamento) y la de Aragón al pretendiente austríaco (heredero por parentesco, lejano, pero parentesco a Carlos II). Esta guerra en sí mismo merecerá una entrada de este blog, así que vamos a dejarla ahí por ahora.

En 1713 se reconoció a Felipe V como Rey de España por las potencias europeas, mediante el tratado de Utretch, en la que, para que lo reconocieran como tal, el rey español cedió ciertas posesiones: las europeas y dos históricas españolas: Gibraltar y Menorca. En el tratado, se dice literalmente en su artículo X que "El Rey Católico, por sí y por sus herederos y sucesores, cede por este Tratado a la Corona de la Gran Bretaña la plena y entera propiedad de la ciudad y castillo de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen, dando la dicha propiedad absolutamente para que la tenga y goce con entero derecho y para siempre, sin excepción ni impedimento alguno." 

Pero como hace 300 años, ya se veía la naturaleza de los de esta tierra y lo que se esperaba, se establecía en el propio tratado que se cedía "sin jurisdicción alguna territorial y sin comunicación alguna abierta con el país circunvecino por parte de tierra."  O sea, sin frontera, "para evitar cualquiera abusos y fraudes en la introducción de las mercaderías".

Pero claro, eso podría significar que los gibraltareños podrían tener problemas de suministros de comida, así que se estableció que era posible comprar provisiones en España, pero sólo para "comprar a dinero de contado", así que nada de créditos ni nada parecido, dinero contante y sonante. Y además, desde el propio tratado pena el contrabando "serán castigados severamente los culpados".

Es curioso lo avispado que eran los reyes de la época, parece que nos están hablando a 300 años después. Pero claro, el tratado de Utretch estaba escrito en otro tiempo y aparecen cosas, hoy en día imposibles de cumplir, como por ejemplo que "ni judíos ni moros habiten ni tengan domicilio en la dicha ciudad de Gibraltar, ni se dé entrada ni acogida a las naves de guerra moras en el puerto de aquella Ciudad", salvo "los moros y sus naves que sólo vienen a comerciar." Y por supuesto, permitiría la religión católica. No podía ser de otra manera.

Y por último, como el Madrid, la opción de recompra: "Si en algún tiempo a la Corona de la Gran Bretaña le pareciere conveniente dar, vender, enajenar de cualquier modo la propiedad de la dicha Ciudad de Gibraltar, se ha convenido y concordado por este Tratado que se dará a la Corona de España la primera acción antes que a otros para redimirla."

Bueno, pues parece claro, no podía haber frontera y además es legítimamente británico (ojo, que no inglés) y además, Gibraltar no puede ser independiente, dado que en su caso, debería volver a ser español, por el propio tratado.

Efectivamente no hubo frontera propiamente dicha hasta hace bastante poco. Hasta 1941, en la que la ciudad fue evacuada en la II Guerra mundial y se ocupó "temporalmente", autorizado por Franco, la zona neutral, que es el itsmo que unía la Línea y Gibraltar. Ahora mismo esa zona es el aeropuerto y su zona de embarque. Y apareció la frontera, contraviniendo el propio tratado.

Otra cosa que está muy en boga ahora mismo, es el tema de las aguas. En el tratado de Utretch no se menciona nada de las aguas, pero claro, eso hay que verlo en su contexto. En la época que se firmó el tratado de Utretch, Inglaterra y Holanda sostenían la existencia de un mar libre, sin jurisdicción y España y Portugal se reservaban el derecho total sobre todos los mares. En ese contexto, ¿para qué se va a poner nada en el tratado? Evidentemente no tenía sentido. Sin embargo, en esa misma época comenzaron a salir tesis que permitían mezclar las dos posturas. La tesis, de Cornelio Van Bynkershoek en el siglo XVIII fue una mezcla: la parte próxima a la costa sería aguas pertenecientes al país y a partir de ahí, aguas libres. No fue hasta 1718 (5 años después del Tratado de Utretch) cuando se reconocieron mediante los Hovering Acts no se reconocía un terreno de jurisdicción por parte de Inglaterra (hasta entonces partidaria del mar libre) y hasta 1782 no se fijaron una distancia concreta. Esa distancia fue de 3 millas náuticas y se conocía como la regla del cañón, que era lo que una bala de cañón podía recorrer. Esta regla fue rápidamente acogida y fue reconocida por todos los países. Sin embargo se hacía de facto y sin regulación alguna. como ejemplo decir que los EEUU no manifestaron su legitimidad sobre las aguas hasta ¡1945! cuando el presidente Harry S. Truman lo manifestó.

La distancia actual de soberanía de 12 millas náuticas de soberanía y 200 de aprovechamiento económico exclusivo es de la convención sobre los derechos del mar de 1982, así que un poco alejado al tratado de Utretch, por lo que la reclamación de Gibraltar sobre sus aguas puede entenderse como cierta.

Así que en 1713, Gibraltar pasó a manos británicas, y su población se repartió por la zona, creándose 4 poblaciones, hoy bien conocidas: Algeciras, La Línea, Los Barrios y "La ciudad de San Roque, donde reside la de Gibraltar", nombre íntegro de San Roque. Mira por donde que mi tierra existe gracias a Utretch, algo bueno tenía que tener.

De todas formas, lo que más me llama la atención es cómo se intentan hacer debates sobre un texto claramente obsoleto. Es evidente que no tiene sentido impedir la residencia de moros y judíos, como tampoco tiene sentido impedir el comercio y el tránsito entre Gibraltar y España y que sólo se pague en dinero en efectivo en los tiempos que corren. Es evidente que el tratado ha quedado atrás y que la única solución pasa por firmar un nuevo tratado entre España y Gran Bretaña (Gibraltar no tiene nada que decir) más adaptado a los tiempos, basándose en el espíritu del tratado, en la que España tiene derechos sobre Gibraltar en el caso de que Gran Bretaña quiera desprenderse de ellos. Ahora mismo, tal como sospechaban los reyes que firmaron el tratado, es un paraíso fiscal y foco de contrabando y ese es su gran problema y lo que la UE debe ayudar a eliminar.

Eso sí, mientras tanto, la única frontera terrestre que tiene España en la península debe portarse no sólo como tal, sino como frontera entre un espacio Schengen y un espacio exterior, basándose en toda la reglamentación comunitaria, igual que se fija en las fronteras de los puertos y los aeropuertos con otros terceros países.



martes, 30 de julio de 2013

Alejados de su propio país.

Siempre me ha llamado la atención la inmensidad de Rusia.Un país que casi le da la vuelta al mundo, no deja de llamar la atención, y más sabiendo que Alaska, en el norte de América era también rusa, hasta que se la vendieron a los americanos en 1867 por 7,2 millones de dólares. 

Todo empezó cuando entre 1580 y 1640, los soldados del Dudado de Moscú, con el general Yermak Timoféyevich, emprendieron la hazaña de la conquista de Siberia a los kanatos mongoles. Tardaron 80 años en conseguir atravesar toda la región. Pero en 1640 llegaron al Pacífico, pero a un Pacífico helado del Estrecho de Bering. Siberia es una región demasiado yerma y sin salida al mar. 

Es curioso que Rusia sea el país con más kilómetros de costa del mundo y sólo tiene un par de puertos de mar, en la zona de San Petesburgo (sólo en verano, en invierno todo queda congelado) y en el Mar Negro (Novorosiik, de donde no se puede salir si no es atravesando Turquía por el estrecho del Bósforo), pero en el resto de Rusia, nada. 

Así que tras la conquista de Siberia, los rusos necesitaban una salida al mar algo más cálida y decidieron ir algo más al sur, fundando dos colonias, Albazin y Nerchinsk, aún sin costa, pero ya invadiendo territorios chinos y mongoles. La superioridad europea en esa época era manifiesta y los rusos eran muy superiores a los chinos de la dinastía Qing. En 1689 se firmó el tratado de Nerchinsk, que, como nota curiosa, fue negociado por dos misioneros europeos, un portugués y un francés por el lado chino, cosa que permitió que china tuviera mejores condiciones en el tratado.

Pero el tema no quedó ahí. Rusia seguía necesitando mar y con el tiempo siguió instigando a China hasta conseguirlo. Así, llegó el tratado de Aigún gracias al que se consiguió un territorio más al sur y a una isla frente a Japón, Sajalín. Este tratado se firmó en 1858. En 1859 se creó por fin el puerto de mar y en 1862 se fundó la ciudad más oriental de Rusia, Vladivostok. Por eso poco después se vendió Alaska, Rusia no necesitaba más hielos, necesitaba un puerto cálido de mar y Alaska sirvió para financiarlo.

Así que esta ciudad se convirtió en el puerto de mar más importante de Rusia, eso sí, pero está un poco alejada de Moscú. A nada menos que a 9.302 Km. Para que os hagáis una idea, la distancia entre Madrid y Nueva York es de algo más de 5.000 Km  y la distancia entre Madrid y Santiago de Chile es de 10.000 Km. Y encima, tenían en medio, un territorio prácticamente deshabitado, pues entre Vladivostok y Moscú prácticamente no hay nadie. La ciudad más cercana a Vladivostok con más de 500.000 está en su misma provincia (Jabárovsk), pero a 700 Km. La siguiente, Irkustk, a más de 3000 Km. Vladivostok es una ciudad completamente alejada de su propio país.

Es cierto que hay un tren que une todas estas ciudades con Moscú, el famoso transiberiano, que tardó 13 años en hacerse y se tarda en recorrer nada menos que 7 días. Una locura, vamos.

Pero, a pesar de las distancias, es vital para Rusia, porque es su puerto de mar principal. Como base marítima estuvo cerrada a los visitantes durante más de 40 años por ser la base de la armada soviética, pero por fin, en Rusia todo se normalizó y ahora es una ciudad bastante acogedora.

Eso sí, la inmensidad que supone estas distancias producen paradojas como la liga de baloncesto, en la que el Spartak de Vladivostok es uno de los 10 equipos que juegan en primera división. Los viajes a Vladivostok a jugar son increíblemente largos (más de 24 horas, con escala intermedia). Es como si los equipos de sudamérica jugaran en la liga española. Alucinante. Eso sí, no juegan competición europea, menos mal.

Unas de las curiosidades de la geografía mundial es la enorme dimensión de Rusia, y, por supuesto, cómo ser capaz de estar en Europa y ser frontera con Japón, en el otro extremo del mundo.

viernes, 19 de julio de 2013

La mujer que cambió la historia sin hacer ruido.

Hay veces que un personaje se cambia la historia. Muchas de ellas, el personaje es consciente de lo que está haciendo, como cuando Colón llegó a América o cuando Armstrong pisó la Luna. Otras, sin embargo, cambia la historia sin ser muy consciente de lo que se está haciendo y sin hacer ruido alguno.

De toda la historia, hay pocos, muy pocos personajes que han sido capaces de cambiar todo el mundo conocido. Uno de ellos es la persona de la que hablaré hoy, que, por cierto, es mujer y curiosamente, casi desconocida.

Nuestro personaje no se sabe bien donde nació, si en Gran Bretaña o en Turquía, ni tampoco se sabe bien su origen, pero parece que era la hija de un hostelero de la época. Sí se sabe que nació hacia el año 250 de nuestra era. Sin embargo, por el nombre que tenía, Elena, es bastante probable que fuera Turquía donde naciera, porque en aquella época, era de influencia griega.

Por azares del destino no pudo evitar que un general romano, Constancio Cloro se fijara en ella, y la tomara como concubina, creciendo entre ellos el amor y convirtiéndola en esposa después, casándose en el año 272, con unos 22 años los dos esposos. Y nació su hijo, Constantino.

Pasó el tiempo, criando a su hijo, y Constancio Cloro fue acercándose al trono de Roma. Hasta que en 293 el emperador Maximiano sugirió a Constancio que se casara con su hija adoptiva para poder acceder al trono por familia. Para ello, Constancio tenía que repudiar a Elena y así lo hizo, no sin dolor. Pero el trono de Roma era el trono de Roma. Elena tuvo que partir, dejando a su hijo, Constantino, por su propio bien, junto a su padre, ya emperador de Roma.

No se sabe qué fue de ella en este tiempo, pero parece que su ex-marido no se olvidó de ella, pues no le faltó de nada y se dedicó a la caridad. Si se sabe que en este tiempo se convirtió al cristianismo, como tantos otros romanos en aquella época.

Pero el tiempo pasó, su ex-marido murió y su hijo Constantino subió al trono, no sin rivales, como todos los emperadores romanos. Nada más subir, buscó a su madre y la llevó consigo al Roma, declarándola Augusta.

Ahí tenemos a la hija del hostelero, ex-mujer de general romano y ahora madre de Emperador y Augusta de Roma, gracias a su hijo, y a los avatares de la vida.

En aquella época, los cristianos eran perseguidos y condenados en todo el imperio, por vivir una fe diferente a la del imperio de Roma. Constantino lo sabía y lo hacía. La persecución era salvaje. Pero Elena era cristiana... y era su madre por encima de todo.

Poco a poco fue influyendo en su hijo, poco a poco fue enseñándole lo que ella creía, hasta que, en 312, Constantino tuvo un sueño justo antes de la batalla del Puente Milvio que interpretó como una señal de Jesús, llegando a marcar con una cruz su insignia de batalla. El paso estaba dado, pues ganó la batalla y gracias a ella ya no tenía rivales al trono.

En 313, se dio el paso definitivo. Su madre lo había conseguido, y Constantino dictó el Edicto de Milán, por el que cesaban las persecuciones a los cristianos. Definitivamente, el imperio romano era cristiano. Aunque oficialmente no se bautizó hasta su lecho de muerte.

Su madre, Elena, siguió viviendo con nueva fe su hijo y quiso peregrinar a Tierra Santa, como tantos otros, y dice la leyenda que encontró las reliquias de la Vera Cruz, que tantos nombres ha dado posteriormente en tantos sitios. Ella dividió la cruz que encontró en tres trozos: uno para Jerusalem, otro para Constantinopla (llamada así por su hijo) y otro para Roma. Aún existe en Roma y en Jerusalem las Iglesias de la Vera Cruz, donde se guardan esas reliquias y pueden ser contempladas.

Murió en 330, con 80 años, en Constantinopla. Murió en brazos de su hijo, el cual, había convertido todo el imperio en cristiano por amor a su madre. Fue declarada Santa y su nombre dio nombre a multitud de sitios (¡hasta a la isla donde murió Napoleón!). 

Ella, sin saberlo, había dado pie a cambiar la historia, a crear el poder que influyó en Europa en los siguientes 1000 años y había puesto las bases, que, queramos o no, han regido la cultura occidental... y ya hoy en día, la mundial. Definitivamente, una hija de hostelero que había cambiado la historia como nadie... y sin hacer ningún ruido en ella.

martes, 9 de julio de 2013

1000 veces mentira

Últimamente es muy normal en los medios escuchar opiniones que repiten opiniones que parecen descabelladas, pero con el único fin de que con tanto repetirlo, se convierta en realidad. El otro día pensando en esto, me vino a la cabeza un ejemplo que es perfecto para describir este método.

Los que me conocen más de cerca saben que, aunque no lo parezca, soy cristiano convencido. Pero soy cristiano con el mismo espíritu crítico y con afán de conocimiento que tengo en otros temas y que intento mostrar en este blog. Esto me ha llevado en mi vida a no encajar en ciertos lugares, porque no entro en ningún cliché: ni acepto porque sí los preceptos ni oculto mis creencias. Mantener tus propias ideas no está muy de moda ahora.

Sin embargo, es una faceta de mi vida donde he detectados muchas cosas curiosas y que siempre he intentado poner en cuestión. Y hoy voy a centrarme en una que fue mi padre (de ideas muy parecidas a las mías en este sentido) quien me la desveló.

En concreto sobre algo que al menos todos hemos escuchado alguna vez: los 10 mandamientos. Aunque sea por la película de Charlton Heston, todos sabemos que fue Moisés quien bajó del monte Sinaí con las Tablas de la Ley, en la que se recoge todos los preceptos. Esto viene recogido en el éxodo, capítulo 20. Estos mandamientos se han mantenido en el tiempo inmutables, hasta nuestros días. Actualmente, en el catecismo de la Iglesia aparece la formulación que se aprendía en las escuelas, tal que así:

1.- Amarás a Dios sobre todas las cosas.
2.- No tomarás el nombre de Dios en vano.
3.- Santificarás las fiestas.
4.- Honrarás a tu padre y a tu madre.
5.- No matarás.
6.- No cometerás actos impuros.
7.- No hurtarás.
8.- No dirás falso testimonio ni mentiras.
9.- No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
10.- No codiciarás los bienes ajenos.

Bien, pues estos son los que se enseñan y nos lo creemos. Encajan perfectamente en la idea que tenemos preconcebida de Iglesia, así que nadie los pone en duda. Pero un día, hablando hace tiempo con mi padre, los puse en duda, porque leyendo el nuevo testamento, aparece un nuevo mandamiento: "Un nuevo mandamiento os doy, que os améis unos a otros como yo os he amado (Jn 13, 34)". Mi padre entonces me dio una lección de espíritu crítico y me comentó era cierto, pero que tampoco esos 10 eran los mandamientos de Moisés. Que los mirara, y claro, lo hicimos. La sorpresa fue mayúscula. Los 10 mandamientos de Moisés aparecen 2 veces en la Biblia: en Exodo, cap 20 y en Deuteronomio, cap 5 y las dos veces aparece lo siguiente:

1 - No tendrás otros dioses fuera de mí. 
2 - No te harás estatua ni imagen alguna de lo que hay arriba, en el cielo, abajo, en la tierra, y en las aguas debajo de la tierra. No te postres ante esos dioses, ni les sirvas, porque yo, Yavé, tu Dios, soy un Dios celoso. 
3 - No tomarás en vano el nombre de Yavé, tu Dios, porque Yavé no dejará sin castigo a aquel que toma su nombre en vano.
4 - Acuérdate del día del Sábado, para santificarlo.
5 - Respeta a tu padre y a tu madre, para que se prolongue tu vida sobre la tierra que Yavé, tu Dios, te da. 
6 - No matarás. 
7 - No cometerás adulterio. 
8 - No robarás.
9 - No atestiguarás en falso contra tu prójimo. 
10 - No codiciarás la casa de tu prójimo. No codiciarás su mujer, ni sus servidores, su buey o su burro. No codiciarás nada de lo que le pertenece.

Como se puede ver, en el catecismo ha desaparecido el segundo mandamiento (que prohíbe estatuas y cuadros y adorarlos) y ha aparecido un noveno (que prohíbe pensamientos impuros). No deja de ser curioso que la Iglesia haya cambiado precisamente uno que históricamente ha supuesto mucho dinero en todos monumentos, cuadros o estatuas por uno que ha supuesto mantener a la población con el miedo durante siglos.

He intentado seguir cuándo se produjo el cambio, y ya en 1616 el Padre Ripalda, en su Catecismo los recoge tal como los recoge hoy en día la Iglesia, por lo que parece que el cambio fue anterior al Concilio de Trento (1545) y recogido en este mismo concilio. 

Este tema ha calado tan profundo que incluso en los foros más estudiosos te ponen en duda este matiz, es una mentira que está absolutamente introducida en el pensamiento popular, por mucho que incluso en la web del vaticano, se recojan actualmente las tres versiones de los mandamientos. De acuerdo, un poco manipulada para que no parezca tan evidente el cambiazo, pero están las tres versiones.

En el fondo esto es algo secundario, porque el que cree, no lo hace por tal o cual, pero es un ejemplo magnífico de una estrategia actualmente muy de moda, una muestra de que algo falso, repetido 1000 veces se convierte en verdad.

martes, 25 de junio de 2013

Los nombre los pone el pueblo

El otro día mi hermana me pasó un comentario de una amiga para ponerla en el blog como entrada. Me gustó y aquí estoy. Pero sin embargo, voy a hacerlo un poquito más extenso, porque era un tema que me rondaba la cabeza desde hace tiempo.

El tema era el origen de la frase "dar duros a tres pesetas" y se refería a una anécdota protagonizada por don Álvaro de Figueroa y Torres, conde de Romanones, en disputa con Antonio Maura, político coetáneo. Maura intentó quitarle votos a Romanones por Guadalajara pagando tres pesetas y Romanones, en contra propuso "Darme las tres pesetas de Maura y yo os daré 5" y de ahí salió ese dicho. Sin embargo, esta anécdota no la he podido verificar, porque aunque Maura criticó mucho la compra de votos de Romanones en Guadalajara, realmente nunca fueron rivales, e incluso éste último perteneció al gobierno de Maura (que  fue elegido por Palma de Mallorca) en varias ocasiones. 

Sin embargo, esta anécdota me dio pie a un tema que siempre me ha llamado la atención. Aquí estamos muy acostumbrados a que los nombres oficiales van por un lado y los reales por otro. Pero realmente es algo que ha pasado en España desde siempre y con el dinero, más.

El duro es un claro ejemplo de esto. El duro se le conocía a las 5 pesetas y su origen fue una moneda de 20 reales que se acuño en el siglo XIX que por su tamaño se le conoció como "peso fuerte" o "peso duro". La peseta, que, aunque no era la única moneda del país en aquella época, ya existía, eran 4 reales y por tanto el "peso duro" eran 5 pesetas. 

Esa denominación se extendió mucho. Tanto, que era una moneda de negociación en la calle. Las cantidades grandes se contaban en duros. Se hablaba de 20.000 duros cuando se referían a 100.000 pesetas y todo el mundo (yo no recuerdo a nadie que no lo hiciera) que no hablara de la moneda de las 100 pesetas como "veinte duros".

Como nota curiosa, decir que únicamente se acuñó una vez una moneda de un duro. Fue en Gerona, en la época de la ocupación de Napoleón.

Cuando entró oficialmente la peseta en 1869 y se quedó como moneda única, los reales pasaron también a ser ficticios, y se llamaban así a los 25 céntimos (que fueron famosos porque tenían un agujerito en el centro). En esa época, se acuñaron monedas de cobre con leones grabados de 5 céntimos y 10 céntimos. El acuñado no salió demasiado bien, y el pueblo les comenzó a llamar "perra chica" a la de los 5 céntimos y "perra gorda" a la de los 10 céntimos. Ese nombre se extendió mucho, especialmente en la época de la posguerra.

En ese momento, el sistema monetario español era de 1 peseta = 100 céntimos. Pero ese era el oficial. En la calle era: 1 Duro (5 pesetas) - 1 peseta - 2 reales (50 céntimos) - 1 real (25 céntimos) - 1 perra gorda (10 céntimos) - 1 perra chica (5 céntimos).

Así que en realidad, en la calle había 5 denominaciones diferentes para todas la monedas que había.

No fueron los únicos nombres que les dio el pueblo a las monedas. Como por ejemplo el "talego", por los billetes verdes de 1000 pesetas o el "kilo" como se conocía al millón de pesetas. Por cierto, ese nombre de "kilo" viene de que en el siglo XIX ponían en las monedas su valor y el número de monedas que harían falta para 1 Kg de material. 

Pero llegó el Euro y esos nombres se perdieron, aunque seguro que la gente prepara otros nombres para el futuro, porque al final, los nombres los pone el pueblo.

jueves, 13 de junio de 2013

La volatilidad de las fronteras: Estados efímeros.

Desde siempre me ha gustado mirar el proceso por el que hispano américa se fue independizando de España y Portugal, porque ese proceso, plagado de héroes, villanos y defectos, nos enseñan cómo no hacer las cosas en el futuro. Ya sabemos que los hombres que olvidan su historia están obligados a repetirla.

Pero la entrada que quiero escribir hoy no lo voy a centrar en cómo se produjo, que más o menos todos los sabemos, sino en algo curioso que se produjo en todo ese proceso y que se ha repetido en otras partes del mundo, que son los estados efímeros. Estados que por algún motivo no fueron capaces de perdurar en el tiempo y desde que se fundaron hasta que desaparecieron pasaron unos pocos años, a veces, incluso meses.

Cuando Simón Bolívar consiguió independizar de España todo el virreinato del norte de Sudamérica (lo que hoy es Colombia, Venezuela, Guayana, Ecuador y Panamá) se creó un estado llamado la Gran Colombia. Eso se produjo en 1821, y realmente nunca funcionó del todo bien. Los españoles habían organizado bastante centralizadamente toda Sudamérica, concentrando el poder en contados sitios, lo que olvidaba grandes partes de territorio y generaba tensiones. La independencia era el momento de cambiar, pero no fue el caso. Se creó un país exactamente igual que la organización anterior y no fue muy bien aceptado por los ciudadanos. A penas duró 10 años, dado que seguían las tensiones entre los centralistas y los federalistas. Algo que siempre ha sucedido. Es un país que fue reconocido internacionalmente y que tuvo su constitución y varios gobiernos, pero no consiguió perdurar, disolviéndose como un azucarillo. En 1829, Venezuela (y Guayana) se independiza, en 1830, Ecuador y quedó sólo ya la República de Nueva Granada que fue cambiando de nombre sucesivamente hasta que en 1903 quedó separada Panamá de la que ya se llamaba Colombia, tal como lo conocemos hoy. 

La Gran Colombia era el gran sueño de Bolívar, pero a penas duró 10 años. Como nota curiosa decir que tanto Colombia, como Venezuela y Ecuador han mantenido prácticamente la misma bandera, la de la Gran Colombia.

No es el único ejemplo en Sudamérica. Hay uno casi más curioso. En la frontera entre Bolivia y Brasil existe un territorio llamado Acre, en plena selva amazónica. Este estado ni siquiera fue bien definido hasta finales del siglo XIX y dependía de Bolivia administrativamente, aunque en 1887 tuvo una alta inmigración brasileña que hizo, apenas unos años después que se declarara la República Independiente de Acre. Este estado se declaró en 1899 y duró hasta 1903 en varias formas jurídicas. Fueron sólo 4 años que dieron para mucho, dado que tenían Bandera, organización ministerial, correos, etc. Incluso en medio de ese periodo el estado fue invadido por tropas de Bolivia. Finalmente, en 1903, el estado se anexionó a Brasil, del que forma parte desde ese momento. Fue un estado realmente efímero de sólo 4 años.

En Europa también hay algunos ejemplos, aunque los más extraños fueron las vueltas que le dieron al mapa los soviéticos dentro de sus fronteras y aledaños. Fue un proceso que se produjo casi simultáneamente con la Primera Guerra Mundial y justo después de la revolución bolchevique, entre 1917 y 1920. Nada menos que hasta 24 repúblicas se crearon y se extinguieron en esos tres años. Ninguna perduró.

Otro ejemplo que también me llama la atención fue el que siguió la unificación italiana. Italia era un conglomerado de micropaises a primeros del siglo XIX cuando se inició un proceso de reunificación que no culminó definitivamente hasta después de la Primera Guerra Mundial, en 1919. Casi cada 5 años se creaban y desaparecían repúblicas y estados, unificándose y separándose en continuas revueltas y guerras que se produjeron en ese territorio en todo el siglo. Desaparecieron los reinos de Venecia, de Nápoles, los Estados Pontificios, el reino de la Toscana, poco a poco todo fue integrándose en el Reino de Cerdeña, hasta que se proclamó el Reino de Italia en 1861. Este proceso ha mantenido algunas reliquias que conocemos gracias al fútbol: San Marino, Liechtenstein y Mónaco, minúsculos estados que consiguieron perdurar a pesar del proceso de unificación y que han quedado como reliquias del pasado en un mundo que es demasiado efímero, hasta para los propios países.