lunes, 29 de febrero de 2016

Enterrados por el destino

La semana pasada mi hermana me exigió que escribiera una entrada sobre volcanes y ciudades enterradas en lava, porque parece que este verano van a tener la fortuna de poder visitar Pompeya. Obviamente esta es la primera referencia cuando uno piensa en este tipo de tragedias, pero ni es la única ni siquiera es la más importante.

Pompeya y Herculano fueron enterrados en lava en el año 79 d.C. la alta velocidad que alcanzó el flujo volcánico (se llama técnicamente flujo piroclástico), alcanzó a los habitantes y destruyó la ciudad completamente, dejándola fosilizada para la eternidad. Eso sí, no se puede pensar que Pompeya quedó como una fotografía. Sólo se han encontrado 2.000 cuerpos y se estimaba que la población rondaba entre los 10.000 y los 15.000 habitantes.

Pero como digo no es la única ni la más importante de las erupciones. Quizás la más importante para la historia haya sido la del volcán Laki, que generó nada menos que la Revolución Francesa (ver entrada "El origen de la república"), aunque no fue una erupción demasiado grande, sí llevó consigo muchos cambios, casi un cambio de era.

En el mundo de las erupciones volcánicas, un país destaca por encima de los demás: Indonesia. Indonesia es un país enorme, muy poblado, pero constituido por múltiples islas volcánicas (ver entrada "Un ejemplo de gestión de la diversidad"). Ese país acumula 6 de las principales erupciones de la historia. La mayor registrada es la del volcán Tambora, en la isla de Sumbawa, una isla del tamaño del doble de la provincia de Cádiz y que registró una erupción IEV-7 (indice que mide las erupciones volcánicas), el tope de la clasificación. Después de varios días dando avisos, el 10 de abril de 1815 se registró una explosión que se escuchó en Sumatra, a nada menos que 2.600 Km (creían que se estaban produciendo disparos). La explosión se estima en 800 Megatones, lo que viene a ser, unas 40.000 veces lo que fue la bomba de Hiroshima. Causó un tsunami de 4 metros en toda Indonesia y se depositaron cenizas a 1300 Km. Por supuesto, toda la vegetación de la isla se destruyó y murieron unas 12.000 personas directamente y hasta unas 70.000 por la hambruna y desolación que hubo en la isla. Como dato curioso, 1816, fue conocido en Europa como el "año sin verano", como efecto indirecto de esta erupción. También sepultó de forma casi intacta una ciudad, conocida también como Tambora y que se le llama como "Pompeya del Este", por las similitudes en las excavaciones.

La segunda de las erupciones famosas de Indonesia es la erupción del Krakatoa, en 1883. Fue un poco menor que la anterior (categoría IEV-6), pero es muy conocida porque fue un cataclismo épico. El volcán Krakatoa estaba (sí, digo bien, estaba) en el Estrecho de la Sonda, entre las islas de Sumatra y Java en una isla llamada Krakatoa. el 26 de agosto de 1883, después de varios meses de actividad, el volcán reventó. Literalmente reventó. Generó el mayor ruido de la historia (se escuchó en Mauricio a 4.800 Km de distancia y se dice que los marineros en un radio de 80 millas del volcán quedaron sordos). La explosión fue de unas 7.000 veces la bomba de Hiroshima, y desintegró la isla, haciéndola añicos y desaparecer. La erupción como tal no provocó muchas víctimas, aunque como hizo reventar una isla, generó un tsunami que mató a unas 36.000 personas y llegó nada menos que hasta Francia (sí, bordeando África). Como dato curioso, esta erupción consiguió demostrar que en determinadas circunstancias, la lava puede ir sobre el agua, dado que recorrió los aproximadamente 50 kilómetros que la separaban de la isla de Sumatra flotando sobre el mar.

El volcán quedó tranquilo pero no cesó de actividad. En 1926 emergió una islita volcánica en ese sitio (llamada "hijo del Krakatoa") y que va creciendo a razón de 5 metros al año. Está deshabitada (recomiendo un vistazo en google maps, porque es una isla desértica en un paisaje que es un vergel) y ya va por 300 metros. Quizás algún día vuelva a estallar.

Para terminar, tres erupciones que también destacan por algo: la primera la de Huaynaputina, en Perú. Fue el 19 de febrero de 1600 y dió al traste con unas 1600 vidas. También una explosión de IEV-6, tiene como hito que es la erupción volcánica que más ha afectado al clima en Europa. Esta erupción provocó un desfase de casi 1 grado en la temperatura en Europa y provocó las hambrunas de Rusia de 1600 y 1601, que mató a unos 2 millones de personas y provocó revueltas en Rusia, dando al traste con la dinastía de los Godunov en 1605.

La segunda, la del volcán más activo: el Monte Pelee en Guadalupe, Antillas Francesas. Desde 1790 hasta ahora, prácticamente tiene una erupción cada 50 años, siendo la mayor de ellas, la de 1902. En abril el volcán dio varias advertencias, pero como estaban tan acostumbrados a su actividad no le dieron importancia. El 3 de mayo hubo una invasión de animales salvajes en St. Pierre, la mayor ciudad de la isla huyendo del volcán, el día 5 se generó un tsunami y se intensificaron las erupciones hasta que el 8 de mayo el volcán explotó, enterrando directamente a la población de St. Pierre (la nube volcánica enterró la ciudad en menos de un minuto), matando a casi 30.000 personas.

La última, pues la mejor gestionada de las importantes. Fue producida en Luzón, Filipinas en 1991, por el volcán Pinatubo. No tuvo muchas víctimas aunque era un lugar muy poblado por indígenas (esa montaña, inactiva durante más de 500 años, fue el refugio de los indígenas cuando llegaron los españoles). Afortunadamente, dos indígenas avisaron de lo que se iba a producir cuando empezaron a ver los síntomas y dieron aviso que permitieron evacuar casi todos los poblados, quedando sólo unas 1.000 víctimas. Teniendo en cuenta que vivían 500.000 a menos de 40 km, y 30.000 en las laderas, no cabe duda que la evacuación fue todo un éxito. Aunque enterró a varios poblados es conocido como una gestión eficiente de la catástrofe. Meses después aún se veían cenizas de este volcán en Canarias y también tuvo consecuencias globales en cuanto a temperatura.

Esto son algunas de las erupciones más destacadas. Podría contar otras muchas, como la de Montserrat, que destruyó la capital de la isla en 1996 (Plymouth, foto) o la del Lago Nyos, en Camerún, que saturó de CO2 el lago y generó la mayor erupción de gas tóxico de la historia. En el fondo, todas tienen algo en común: cambiaron el futuro. El porvenir es caprichoso y a veces, la Tierra estornuda para recordarnos que, en cualquier momento, podemos ser enterrados por el destino, pero también para hacernos ver que la vida sigue incluso después de un cataclismo de ese calibre.


domingo, 21 de febrero de 2016

Menos es mas.

La historia de hoy es una historia de arrogancia y de una paradoja que se produce en telecomunicaciones que siempre me ha llamado la atención.

En telecomunicaciones, los radioenlaces (por cierto, denostados a nivel comercial, por una falsa creencia de peor calidad) tienen una particularidad: no siempre más visión es mejor. Un radioenlace es como un cable que se forma en espacio, es un cable imaginario que une una antena con otra. Ese "cable" tiene un rayo principal, que es la línea recta que une las dos antenas (que deben verse, literalmente, entre sí). Alrededor de esa recta el cable toma forma de elipse, uniendo las dos antenas formando una especie de globo. Cabe pensar que cuanto mayor sea el globo que es capaz de llegar de unir las dos antenas (el globo dejaría de hincharse cuando apareciera un obstáculo), más potencia llegaría a la otra antena y el resultado sería mejor, pero no es así. En la práctica se comprueba que la señal aumenta, hasta que llega un momento que empieza a menguar, hasta que se hace casi cero, y después vuelve a crecer.

Esto se debe a que a medida que el globo crece, el recorrido es más largo y se produce un desfase que termina compensando la propia señal inicial. Es como escucharse con retardo, que no entiende uno nada.

La parte del globo que hace que la señal crezca es la llamada primera zona de Fresnel. Cuando empieza a menguar estamos en la segunda zona de Fresnel, y así sucesivamente la tercera, cuarta, etc sumando y restando. Esto afecta en la práctica que si en un radioenlace hay un obstáculo que deja pasar la primera y segunda zona de Fresnel pero no más, la señal es muy inferior que si el obstáculo tapara más visión y sólo dejara pasar la primera zona de Fresnel. Es casi magia y completamente contrario al razonamiento lógico, pero los que hemos estado con radioenlaces alguna vez, sabemos que es así. En este caso, menos es más.

¿Pero quién fue Fresnel? Pues Fresnel es el ejemplo del antihéroe. Nació en una Francia complicada (1788). No fue un genio, ni siquiera destacó por su capacidad innata. No fue capaz de leer hasta mayor (8 años) y con constancia, fue destacando poco a poco, hasta cursar con honores la carrera de ingeniería. Y fue un ingeniero civil reconocido, hasta que tras la primera caída de Napoleón, apoyó al bando no adecuado y cayó en desgracia al regreso de Napoleón de Elba. Ahí empezó a experimentar con la luz y comenzó una nueva vida. Eso sí que le gustaba. Analizó la polarización de la luz y descubrió el fenómeno de la interferencia (en el fondo las zonas de Fresnel no son más que autointerferencias).

Fresnel creía que la luz era una onda y así lo definió matemáticamente. En aquella época había un encendido debate entre si la luz era una onda o era un corpúsculo. Fresnel defendía el concepto de onda y Poisson el otro punto de vista. Poisson, en su arrogancia, se consideraba superior a Fresnel y tras estudiar los escritos de su rival decidió proponer un experimento para desacreditarlo públicamente. Sin embargo, el experimento propuesto para humillar a Fresnel (conocido como "punto de vista erróneo sobre la teoría ondulatoria de la luz") terminó confirmando la teoría del propio Fresnel y su mayor rival consiguió que se le concediera un premio por ello. Aunque el debate quedó apartado, un siglo después se retomó y apareció una nueva teoría, la dualidad onda-partícula, pero eso será otra entrada.

Fresnel inventó ciertos artilugios importantes relacionados con la luz (las luces de un faro las inventó él, aprovechando lo que conocía de su comportamiento) y fue muy reconocido por sus estudios teóricos y prácticos sobre la luz e ingresó en la Royal Society en 1825, pero murió poco después de tuberculosis, en 1827. Sus escritos no tuvieron mucha repercusión hasta años después, cuando sus seguidores vieron que tenían cientos de aplicaciones y explicaban muchos fenómenos, como el efecto de los obstáculos en un radioenlace.

Y le doy gracias, porque por gente como él yo pude estudiar lo que estudié. Y Fue un ejemplo en la vida, porque demostró que aún sin demasiadas cualidades innatas se puede llegar a destacar y que, también en la vida, a veces, menos es más.     

domingo, 14 de febrero de 2016

De la necesidad, pioneros

La historia de hoy es una historia que va de la mano de la conquista de las igualdades que la sociedad occidental ha ido consiguiendo. Y la representación de esta igualdad en la sociedad democrática es el concepto de 1 persona 1 voto, el sufragio universal.

Pero este concepto, base de la democracia moderna, ni es tan extendido como se cree, y desde luego, no hace tantos años que está implantado.

Y no siempre el sufragio universal se ha conseguido después del voto femenino, en la mayoría de los países no llegó hasta muchos años después de que las mujeres consiguieran ese derecho.

Pero vayamos al principio. Para contar este inicio de la historia, hay que ir a un clásico del cine, "Motín a Bordo". Esta película cuenta la historia de un navío, llamado HMS Bounty, donde en 1789 se produjo un motín en mitad del Pacífico en el que los marinos tomaron el control del buque y enviaron al capitán en una barcaza a su suerte. La historia de este capitán es una historia fantástica, pero centrémonos en los amotinados. Habían venido de Tahití, encantados con el lugar y sus habitantes y no querían volver a Inglaterra. Así que después del motín, buscaron unas islas perdidas para instalarse para siempre: las islas Pitcairn. Allí vivieron y formaron familias con habitantes locales. Era sólo una pequeña población de pocas personas, pero la colonia de los descendientes perdura hasta hoy. 

En 1825 fueron descubiertas las islas de nuevo por otro navío inglés y se encontraron los descendientes de los amotinados (sólo uno sobrevivía). Poco después, en 1838, la isla pasó a formar parte del territorio británico y ese mismo año los habitantes elegirían a sus representantes. Como había tan poca población se decidió autorizar el voto a todos los habitantes, incluidas las mujeres, convirtiéndose en el primer lugar del mundo en el que se permitió el sufragio universal.

Poco a poco fue cuajando y fue un país vecino, Nueva Zelanda, en 1893, el primer estado que autorizó el Sufragio Universal (aunque el primero que autorizó el sufragio femenino, fue Wyoming, en 1869, pero no autorizaba votar a los de raza negra).

En América, el primer estado fue Uruguay, en 1917, aunque no se ejerció hasta 1927. En Europa los nórdicos fueron los pioneros, como casi siempre: llegó a Finlandia, en 1906, a Noruega en 1913 y a Dinamarca en 1915. A España, llegó en 1933 (ver entrada "Un debate extraño, un duelo de altura"). Es curioso que el sufragio universal llegó a uno de los países punteros en democracia, Suiza, más tarde de lo que uno podría pensar. Hasta 1971 no se otorgó el voto femenino. Como curiosidad decir que Suiza sí aprobó una ley que permitía el voto femenino en 1958, pero un referendum de los de Suiza lo rechazó con 2 terceras partes de los votos en 1959. Aún así no fueron los últimos europeos en dotar de la igualdad de voto a todos los ciudadanos. El último que permitió el voto femenino fue Liechtenstein, en 1984.

¿Y la nación que se autodenomina la cuna de la igualdad de oportunidades, Estados Unidos? Pues permitió el voto femenino relativamente pronto, en 1920, pero eso no representó el sufragio universal. Éste no llegó hasta 1965, porque hasta esa época, no es que estuviera prohibido el voto a la raza negra, pero se inventaban ciertas limitaciones para que no se pudiera producir, como cobrar por permitir que se produjera, por ejemplo. En esa fecha, 1965, el presidente que sustituyó a Kennedy, Lyndon Johnson promulgó una ley federal que impedía esas prácticas e igualaba por fin a todos los ciudadanos americanos.

Hoy en día, obviamente, hay muchos países que no permite el voto a todos los ciudadanos, pero poco a poco van ampliándose el registro. Como curiosidad, el último país en aceptar el sufragio universal es la República Dominicana, en 2015, año en el que permitió el voto a militares y policías, que lo tenían prohibido hasta entonces.

La verdad, me alegra ver cómo una medida que se inició como una necesidad para poder tener quorum suficiente en una remota isla, es ahora algo cotidiano y que resulta extraño algún país que no lo acepte o ver cómo países muy avanzados no han permitido este derecho hasta hace muy poco tiempo. Al final, como siempre, de la necesidad nacen los pioneros, incluso de las cosas que no deberían ponerse en duda, como la igualdad entre las personas.

domingo, 7 de febrero de 2016

El poder de los libros

La entrada de hoy, es sin lugar a dudas, un cuento de hadas. Un cuento de hadas que culminó en una unidad de medida que incluso llegó a formar parte de una canción algo surrealista de primeros de los ochenta, el Faradio.

Esa unidad deriva de un apellido, Faraday, y de un hombre, Michael Faraday, uno de los científicos más reconocidos del siglo XIX, y toda una leyenda de la Royal Society de Londres, pero que tuvo que pelear cada momento de su vida como científico.

Faraday nació en Newington, en el sur de Londres, en una familia muy humilde. Casi pobre. Desde muy pequeño, la educación fue algo secundaria, había que trabajar, primero como repartidor de periódicos, pero con 14 años, tuvo la fortuna de entrar a trabajar como aprendiz de encuadernador de libros.

Eso le daba una ventaja importante, tenía acceso a la lectura y Michael, que tenía una mente muy inquieta, se bebía los libros. Uno tras otro los libros pasaban por sus manos, especialmente los libros científicos.

En 1812, con 20 años, comenzó a asistir a conferencias de la Royal Society. Iba invitado por un amigo, al gallinero, pero apuntaba con devoción lo que se decía en las conferencias, en especial las de Humphry Davy, uno de los principales científicos de la época. Al cabo de un tiempo, Faraday, decidió jugársela. Tenía muchas notas y tenía acceso a encuadernación. ¿Podría funcionar? Decidió agrupar todas sus notas, encuadernarlas y enviárselas a Davy, junto con una petición: quería aprender a su lado.

Davy se sorprendió con el presente. Nadie se había molestado tanto en aprender, y por supuesto nadie se lo había demostrado con tantas ganas. Al poco, el destino quiso que uno de los aprendices de Davy fuera despedido y se acordó de aquel joven que decidió cambiar su vida con un libro manuscrito. Y lo contrató. Ese día, Faraday entró en la Royal Society como aprendiz. Ya nunca saldría. Tenía sólo 21 años. Era 1813.

En los primeros años, era un apestado por su origen humilde. Nadie lo quería y se veía obligado a realizar tareas de sirviente, porque no era un caballero. Londres, no era el centro de la igualdad de clases, precisamente. Pero Faraday resistió, la ciencia lo merecía.

En la Royal Society realizó un trabajo excelente y pronto destacó. Era muy tenaz y realizó trabajos en principio respecto al cloro y a la expansión de gases, pero pronto pasó a trabajar sobre los campos magnéticos, consiguiendo demostrar que era posible convertir el campo magnético en movimiento, creando un rudimentarísimo motor eléctrico, pero que es el primer escalón de lo que hoy entendemos como el futuro. Descubrió las líneas de campo magnético y cómo se propagaba en el espacio. No tenía prejuicios y la mente abierta le permitía ver cosas que otros no pensaban.

Davy cogió celos de él, y, para fastidiarlo, lo quitó del estudio del electromagnetismo y lo puso a trabajar en creación de cristales, para intentar conseguir la fórmula ya creada en Baviera, pero no tuvo suerte. La historia, siempre juguetona quiso que no fuera un trabajo en vano: años más tarde un trozo de cristal fallido le permitió demostrar que la luz puede polarizarse. La base para muchas aplicaciones posteriores.

Faraday dejó mucho para la posteridad: inventos como la Jaula de Faraday (entorno metálico cerrado que está hecho de una forma que hace que no haya campos magnéticos dentro) o ciertas leyes electromagnéticas (las Leyes de Faraday) o unos principios de comportamiento científico que todo estudiante debería seguir. Pero lo que más me gusta de lo que dejó para la posteridad es la conferencia de Navidad. Faraday, recordando su origen humilde, decidió en 1825 hacer una conferencia de Navidad gratuita para acercar la ciencia a los jóvenes. Un gesto altruista, que la Royal Society asumió como suyo, por el que han pasado auténticos genios y que perdura hasta la actualidad.

Fue muy reconocido, pero siempre renunció al ningún nombramiento. Consideraba que era un gesto vanidoso que sólo le perjudicaría. Siempre quiso ser simplemente Mr. Faraday. Sin embargo, el mundo es cruel y ya mayor sufrió por su escasa formación. Se reclamaba una argumentación matemática de sus descubrimientos y él, pues no podía hacerlo, simplemente. Sus descubrimientos estaban en entredicho, hasta que un joven matemático, llamado Maxwell le devolvió el favor que él le hizo a Davy: un día le llegó un libro con el planteamiento matemático de sus descubrimientos. El círculo se cerró y Faraday demostró que estaba en lo cierto. Nadie más lo discutió nunca. 

Murió mayor para la época y renunció a ser enterrado en la Abadía de Westminster, aunque existe una placa en su honor en ella, porque sin duda era un genio humilde. De los mayores de la historia. Y que pudo aparecer en escena gracias a los libros, aunque en esta ocasión no sólo por leerlos.