domingo, 30 de octubre de 2016

Un desconocido en la corte del Rey sabio

Escribiendo la anterior entrada (sobre Fourier) estuve leyendo sobre otro genio de la época en Francia y que fue uno de sus maestros: Pierre - Simon Laplace.

Laplace fue, además de gran matemático, un astrónomo influyente, especialmente por dedicar tiempo al análisis de las predicciones de Kepler y ser el primero que planteó una tesis sobre la creación del Sistema Solar.

Me llamó la atención, leyendo la historia de Laplace que utilizara unas tablas astronómicas llamadas "Tablas Toledanas". ¿qué pinta Toledo aquí? Decidí avanzar un poco más sobre ellas y este hecho me ha llevado a un personaje casi desconocido y que, aunque parezca mentira, ha tenido una amplia influencia en la vida española posterior.

Nos remontamos muchos años antes de Kepler, al primer siglo del segundo milenio. En los últimos años del Califato de Córdoba, cuando ya muchos Taifas se habían independizado, nación en Córdoba nuestro personaje, de nombre árabe impronunciable (al menos para mí), pero que se españolizó como Azarquiel.

Azarquiel es poco conocido. Aunque nació en Córdoba (es un dato que parece claro, aunque no hay unanimidad), se marchó pronto a Toledo y allí desarrolló la mayoría de su conocimiento. Durante años fue un forjador de hierro, curioso y dedicado a su profesión, pero aprovechó esa habilidad para trabajar para los sabios de la ciudad de Toledo y poco a poco, su destreza y conocimiento haciendo instrumentos, hizo que estos sabios lo protegieran, ofreciéndole conocimiento que él fue asimilando fácilmente.

Se dedicó a la observación de los astros y anotó profusamente la situación de los astros. Esta observación completa es lo que se conocía como "Tablas Toledanas". Analizar los resultados de las tablas conllevaban a resultados que no cuadraban con la idea que en aquel tiempo se imponía. Tenía un afán casi obsesivo por la precisión y cuando no cuadraban sus datos con los de anteriores autores no tenía miedo en plasmarlo y plantear su teoría. Contradijo a Ptolomeo y planteó una órbita de Mercurio de forma ovalada gracias a su observación. Incluso, tras 25 años de análisis diario del Sol, fue capaz de determinar que el Sol tenía un movimiento de apogeo, sino que lo calculó con una precisión increíble: él lo estableció en 12,0'' y el valor real es de 11,8''. Es algo que parece increíble si nos damos cuenta que estamos en torno al año 1050.

Pero su observación y su capacidad de trabajar el metal lo llevó a construir un mecanismo que posteriormente fue clave en el desarrollo de España. Creó un mecanismo llamado Azafea, que era un astrolabio, pero que se podía usar en cualquier latitud de la Tierra. Ese instrumento fue muy utilizado por los navegantes españoles y fue clave en la aventura marina de España y Portugal en el siglo XV. Colón llevaba una azafea en sus viajes, como instrumento imprescindible.

Doscientos años después de su muerte, Azarquiel fue la base en la recopilación del conocimiento que realizó Alfonso X el Sabio en Toledo y creó las "Tablas Alfonsinas", basadas en las de Azarquiel, pero con algunas mejoras. Estas tablas fueron la base de la astronomía europea hasta la observación de Kepler, en torno a 1600, más de quinientos años después de los estudios originales.

Azarquiel murió en torno a 1080, algunas fuentes dicen que en Toledo, aunque probablemente fuera en Córdoba, toda vez que Toledo fue conquistada por los castellanos pocos años antes. Tuvo una obra importante, pero no se ha conservado los originales. Toda su obra se conoce por referencias de autores posteriores. Tiempos complicados en una España complicada.

Un último dato curioso. Una traducción de la obra de Azarquiel, realizada por Roberto de Chester en 1149 es la primera referencia que se hace en Europa a la palabra "seno" en referencia a una función trigonométrica. Era algo muy utilizado por los árabes, pero desconocido por los cristianos del viejo continente. Hoy en día, no puede entenderse la ciencia sin estas funciones.

Debo reconocer que no sabía quien era Azarquiel. Pero me ha sorprendido. Me ha sorprendido porque es un desconocido con una importancia significativa y que un genio, ya moderno, como Laplace lo consideraba básico para sus observaciones. Desconozco el motivo de su olvido, pero probablemente fuera porque pertenecía a una cultura que no pudo permanecer en España, aunque fuera valorado por sus teóricos enemigos como Alfonso X El Sabio. Esto nos debería hacer pensar qué, por prejuicios innecesarios, nos podemos estar perdiendo. Al final, un genio te aparece en cualquier lugar, dispuesto a enseñarnos. Habrá que estar atento.

sábado, 15 de octubre de 2016

Mirar el mundo de otra manera

Retomo el blog después del verano. Ahora empieza el mal tiempo y es más fácil encontrar un rato para escribir.

He pensado mucho qué tema escoger para retomarlo y me he dado cuenta que no he hablado de una de las personas que más ha cambiado el mundo, aunque él nunca lo sabría. El puso la semilla que 200 años después nos ha llevado a donde estamos. Viviendo pegados a un móvil.

Como casi todos los grandes tuvo una vida modesta, aunque nuestro personaje, todo un mito para los ingenieros de telecomunicaciones, hizo muchas cosas en la vida cotidiana. Más de las que uno podría pensar para alguien así.

Nació en Francia en 1768, en una familia numerosísima. Trece hermanos son muchos y él era el décimo de los 13. Encima, quedó huérfano pronto, a los 10 años. Se educó en la escuela militar de Auxerre y estuvo debatiéndose entre ordenarse sacerdote o hacer lo que le gustaba, dedicarse a la ciencia. Así pasó su infancia y su juventud, hasta que en 1789 ya decidió definitivamente dejar la religión y ser profesor de la propia escuela a la que fue. 

En 1793 tomó parte activa en la política de la revolución francesa, cosa que, en el régimen del terror de Robespierre no era demasiado seguro. Estuvo a punto de ser guillotinado al año siguiente, pero finalmente, tuvo la suerte de que cayó antes Robespierre, la política en Francia dio un giro y fue liberado. Se calmó un poco e ingresó en la Escuela Normal de París para estudiar Matemáticas. Aunque llegó a catedrático poco después (1797), su natural inquieto lo llevó a dejarlo todo para ingresar en el ejército como cargador de cañones. Era una etapa de euforia en Francia, el inicio de la era de Napoleón y nuestro personaje decidió acompañarlo. Destacó pronto, dado que era capaz de calcular la trayectoria de los cañones y Napoleón en persona quiso que lo acompaña en Egipto. Era consejero científico. En Egipto destacó y además de ser un personaje relevante en el Instituto de Matemáticas de El Cairo, llegó a ser gobernador de una parte del país.

En 1801 volvió a Francia, donde Napoleón lo nombró prefecto de un departamento (Isere) hasta 1815, pero ya había decidido dedicarse a la ciencia, su verdadera pasión.

Estoy seguro que los telecos que lean esto no imaginarán siquiera de quién estoy hablando. Pues se trata, nada más y nada menos que Jean-Baptiste Joseph Fourier. Al público en general no le sonará de nada, pero seguro que mis colegas de profesión han esbozado una sonrisa. Fourier es, para mí, el hombre que cambió el concepto del mundo a nivel técnico y curiosamente, el no supo, ni siquiera se imaginó que lo que él estaba haciendo lo cambiaría.

Fourier se dedicó al análisis de la transmisión del calor y en 1822 publicó un tratado "Teoría analítica del calor" en la que desarrollo el concepto de desarrollo de las Series de Fourier: la descomposición de una función en una aproximación de series de senos y cosenos. Su observación sobre la transmisión del calor llevó a esta formulación matemática, que, posteriormente pudo llevarse a cualquier función de propagación, entre ellas las electromagnéticas.

Y esto derivó en demostrar que las ondas pueden descomponerse en frecuencias y las frecuencias separarse unas de otras... y ¡bingo!, ya tenemos la teoría de transmisión que todos utilizamos. Toda la tecnología se basa en la propagación de señales gracias que entre ellas no se mezclan si se piensa en ellas en el dominio de la frecuencia.

El dominio de la frecuencia es sólo una forma de plantear el mundo derivada de la formulación matemática de Fourier y, por cierto, condición básica para que un teleco pudiera acabar la carrera: o se entendía o podías buscarte otra cosa.

Curiosamente, Fourier, es muy conocido en un campo en el que no trabajó (telecomunicaciones), aunque formuló una teoría que hoy está muy en boga y por la que nadie le conoce. Fourier aplicó su análisis de propagación del calor a la radiación que recibe la Tierra desde el Sol y cómo se disipa el calor interno y pensó que con esa radiación, la Tierra debía ser muchísimo más fría de lo que es, así que propuso que quizás la atmósfera sería capaz de ser aislante, permitiendo que la radiación que entrara no se escapara y pudiera mantener más caliente la Tierra de lo que debería: había nacido el "efecto invernadero".

Su fama científica hizo que sobreviviera a la caída de su mentor Napoleón. Gracias a su teorema fue nombrado barón y en 1826, secretario perpetuo de la Academia de las ciencias. Murió en 1830, por el fenómeno al que se dedicó a estudiar: una estufa con mala combustión lo mató asfixiado. Es, por méritos propios, uno de los científicos inscritos en la Torre Eiffel de París.

Fourier fue capaz de pensar de otra forma, modificar la visión del mundo y verlo de forma transversal, en frecuencia. Imaginó una forma de propagación diferente, aunque nunca pudo imaginar que su visión derivaría en un cambio del comportamiento humano. Cualquier pensamiento, por raro que sea, puede  ser utilizado más adelante para cambiar el mundo. Una clara muestra de ello es que ahora mismo estás leyendo esta entrada. 

lunes, 18 de julio de 2016

Adivinación o ciencia

Siempre me ha llamado la atención cómo autores literarios se adelantan a su tiempo y establecen paralelismos que en el futuro se hacen realidad. Es famosa la coincidencia entre los libros de Julio Verne y la realidad. Pero hoy me voy a centrar en otra:

"Emplean aquellas gentes la mayor parte de su vida en observar los cuerpos celestes, para lo que se sirven de anteojos que aventajan con mucho a los nuestros; pues aunque sus grandes telescopios no exceden de tres pies, aumentan mucho más que los de cien yardas que tenemos nosotros, y al mismo tiempo muestran las estrellas con mayor claridad. Esta ventaja les ha permitido extender sus descubrimientos mucho más allá que los astrónomos de Europa, pues han conseguido hacer un catálogo de diez mil estrellas fijas, mientras el más extenso de los nuestros no contiene más de la tercera parte de este número. Asimismo han descubierto dos estrellas menores o satélites que giran alrededor de Marte, de las cuales la interior dista del centro del planeta primario exactamente tres diámetros de éste, y la exterior, cinco; la primera hace una revolución en el espacio de diez horas, y la última, en veintiuna y media; así que los cuadros de sus tiempos periódicos están casi en igual proporción que los cubos de su distancia del centro de Marte, lo que evidentemente indica que están sometidas a la misma ley de gravitación que gobierna los demás cuerpos celestes." (Los Viajes de Gulliver, Jonathan Swift, 1726).

Jonathan Swift se adelantó a la ciencia nada menos que 150 años. Fue en 1877 cuando el astrónomo Asaph Hall descubrió los dos satélites naturales de Marte: Fobos y Deimos (los nombres están relacionados con su planeta, pues significan "Terror" y "Miedo", muy vinculado al dios de la guerra).

Fobos y Deimos son dos extrañezas astronómicas, pues son absolutamente irregulares, son trozos de roca capturados por el planeta y que además no tienen una órbita estática, dado que uno se está acercando y el otro alejando del planeta. Fobos es la luna más cercana, pero, ahí Swift no acertó. Está a 9.000 Km del centro de Marte, lo que supone 1,5 veces el diámetro de éste y orbita una vez cada 7 horas y media. En unos millones de años terminará chocando con el planeta. Deimos está más lejos, a unos 23000 Km del centro del planeta (aproximadamente 4 veces el diámetro de éste) y orbita cada 30 horas. Igualmente, en unos millones de años, será expulsado de la órbita al espacio. 

Pero en el fondo no está tan lejos la predicción de Jonathan Swift. No deja de ser curioso cómo pudo acercarse tanto a la realidad en un cuento escrito tanto tiempo antes que la realidad. ¿Fue un adivino? ¿Intuición? Pues parece ser que no, sólo era información.

En 1610 Galileo descubrió 4 lunas en Júpiter (Ío, Europa, Ganímedes y Calisto). En base a ese descubrimiento, Kepler, matemático del espacio por excelencia, hizo una regla de tres: si Venus no tiene satélites, La Tierra tiene 1 y Júpiter tiene 4, obviamente, Marte debía tener 2. Así de simple, adjudicados dos satélites a Marte.

Además, las leyes de Kepler decían que el cuadrado de los periodos de las órbitas era proporcional al cubo de la distancia. Swift fijó la distancia a 3 y 5 veces el diámetro del planeta, y, aplicando esta regla cuadra exactamente con los periodos de la obra de Swift: 10 horas y 21,5 horas. Swift aplicó las leyes de Kepler en este tema, sin duda.

Sólo nos quedan una apreciación más: ¿Por qué eligió Swift 3 y 5 veces el diámetro? ¿y porqué el periodo de 10 horas? Pues también tiene su explicación. En 1925 se publicó un artículo en la revista Popular Astronomy llamado "The moons of mars" que lo explica: en 1695 se publicó un estudio del matemático y astrónomo David Gregory sobre las lunas de Júpiter, estableciendo la más cercana a 5,66 radios y tenía una órbita de 30 horas y la segunda a 9 radios, con una órbita de 43 horas. Pasado a diámetros y redondeando, Swift fijó las órbitas de sus lunas en Marte: 3 y 5 diámetros. 

Gregory era miembro de la Royal Society mientras Swift estaba en Londres en temas relacionados con la política. No hay constancia de que se conocieran, pero aunque no lo hicieran, Gregory era una eminencia en Londres, así que seguro que sabía quien era.

Sobre el periodo de 10 horas, quizás lo más enigmático, hay varias opiniones, pero quizás la más fiable es que simplemente, le pareció lógica siguiendo la duración de la órbita publicada por Gregory sobre la luna de Júpiter. Y casi acertó.

Como curiosidad, decir que los 2 satélites de Marte es quizás el hecho más predicho en la literatura: también aparece en la obra de Voltaire Micromegas y en la obra de Cyrano de Bergerac.

Swift no era un adivino, simplemente, era un hombre informado. Tuvo suerte, sin duda, porque Júpiter realmente tiene decenas de lunas (ya van por 67) y el periodo fue determinado casi por casualidad, pero en realidad todo tenía una base científica con los datos que había en la época. Lo que no cabe duda es que estar al día y aprender siempre te da un plus, a veces, hasta pareces un adivino.

jueves, 7 de julio de 2016

Un paso para la igualdad

La evolución de un país no siempre se consigue de la forma más recta que uno pueda entender. Hay que perseguir un fin, y eso puede llevar a tomar decisiones complicadas. Pero hay personajes que son capaces de intentar sobreponerse a ello e intentar seguir un camino, a veces, en contra de si mismo, simplemente, porque considera que es el camino adecuado.

Uno de ellos es un político poco conocido de primeros de siglo, José Canalejas.

Canalejas llegó a presidente del gobierno tras la dimisión de Segismundo Moret, en 1910. Estuvo sólo 2 años como presidente, pero se tomaron medidas y fue muy activo. No olvidemos que era un país muy diferente al de ahora, otro contexto y con un pésimo estado de ánimo tras el fiasco de finales del siglo XIX. Ideológicamente era progresista y defendía que debía de adoptarse medidas democráticas y anticlericales. Sin embargo, era profundamente católico (lo llegaron a describir como un "anticlerical católico").

Al poco de llegar al poder, empezó una negociación para menguar el poder de la Iglesia en el estado de esa época. Y rápidamente promulgó la conocida como Ley del Candado, lo que se consideró un paso previo para una reforma más profunda que intentara tratar a las órdenes religiosas como asociaciones. Esto le granjeó grandes enemistades en los poderes religiosos, pero él siguió con sus ideas claras.

También abolió un impuesto que se conocía como "Contribución de consumos" que realmente era un impuesto que afectaba más a los más débiles, dado que gravaba los bienes "de comer, beber y arder". Canalejas defendió su eliminación y a cambio para compensar la recaudación, estableció un impuesto a las rentas urbanas más acomodadas. Le costó también enemigos en casa y muchos de su partidos votaron en contra, pero consiguió aprobarla.

Pero la medida más igualitaria que implantó fue, curiosamente el servicio militar. El servicio militar fue creado en la época de Carlos III, pero las Cortes de Cádiz de 1812 establecieron una serie de exenciones en las que podría uno librarse a cambio de un donativo. Era una medida exclusivamente recaudatoria en un país en guerra. Pero se mantuvo durante todo un siglo. En 1837 se regula el concepto "sustituto" en el que otro podría ir por uno a cambio de dinero (unos 6.000 reales). Y en 1851, se regula el donativo llamándose "redención en metálico", estableciéndose en unos 15.000 reales.

Obviamente, esta medida, derivo en que el servicio militar era algo de pobres, porque no podían pagar la exención. Los ricos tenían recursos para librarse de él.

Canalejas estableció el servicio militar universal y eliminó tanto el "sustituto" como la "redención en metálico". Para conseguirlo tuvo que permitir que un existiera un donativo para reducir el tiempo a 10 meses o 5 meses (y solo en tiempos de paz). Sin embargo nadie se libraba. Bueno, nadie no. Se libraban los hijos únicos de las viudas, como guiño a las clases más bajas (y contrapeso al donativo que tuvo que aceptar) y los que físicamente no podrían realizarla. La medida era un punto de inflexión en cuanto a la igualdad de las clases sociales y logró algo muy importante: puso en contacto a todas las clases, dado que al menos unos meses convivían en un cuartel reclutas de toda condición.

Hoy en día la mili se ve como algo propio del franquismo, un residuo de la derecha, pero más vale conocer su origen. En su momento, fue un paso adelante a la igualdad. El dinero no valía para ser una clase superior, al menos en cuanto al servicio militar.

Canalejas, con estas ideas no duraría mucho y así fue. En 1912 fue asesinado en la calle, tiroteado en la puerta de una librería. Oficialmente, asesinado por anarquistas. En realidad, hay muchas dudas al respecto. En cualquier caso, sus enemigos no querían que el país evolucionara. Desde su muerte, la lucha por el poder tuvo como único fin: tener el poder. Un mal que, salvo honrosas excepciones, nos dura hasta hoy.

A veces hay que mirar a personas de otra época que quisieron hacer cosas que consideraban buenas, simplemente porque lo eran, aunque esas medidas les perjudicaran. Quizás si pensáramos todos así, el mundo iría mucho mejor.

domingo, 5 de junio de 2016

Una maravilla perdida

Un amigo del equipo de baloncesto me puso sobre la pista de esta nueva entrada. Un lugar maravilloso, y, aunque conocido, ha quedado alejado del mundo y hoy en día, lo que no está en el camino, no existe, aunque sea digno de ver.

Hago referencia en este artículo a un pueblo de la provincia de Toledo, muy conocido en cuanto a nombre, pero que pocos de los lectores sabrán colocar en el mapa. Se trata de Orgaz. Por supuesto es muy conocido gracias al lienzo de El Greco, que se encuentra en la Iglesia de Santo Tomé, en Toledo y que, como todo el mundo sabe se llama "El entierro del Conde de Orgaz".

El famoso Conde de Orgaz ni era conde ni era de Orgaz, pero como el cuadro tiene su historia, la contaré. Don Gonzalo Ruiz de Toledo, nació en Toledo a mediados del siglo XIII. Era señor de Orgaz señorío creado en 1220, aunque aún no era condado. Vivió en Toledo y tuvo una vida bastante respetable. Gozó de buena posición en influencia y era querido en esa ciudad. Don Gonzalo era muy devoto de Santo Tomás y pidió ser enterrado en un lugar no preferencial dentro de esa iglesia. Y así se produjo cuando murió en 1323. En su testamento, dejó escrito que la villa de Orgaz debía donar cada año a esta Iglesia 2 carneros, 8 pares de gallinas, 2 pellejos de vino, 2 cargas de leña y 800 maravedíes. Ahí quedó.

Pero la historia es testaruda y en 1564, casi 250 años después un párroco de la Iglesia detectó este testamento y solicitó a la villa de Orgaz (que ya era condado, desde 1529) que cumpliera la voluntad. Se habían impagado muchísimos años y, evidentemente, el tema fue a juicio, que fue resuelto cinco años después por la Real Chancillería de Valladolid, condenando a Orgaz al pago, que así se produjo (es increíble, pero la sentencia es accesible en el registro de archivos históricos de España). El párroco quiso perpetuar a D. Gonzalo y contrató a un pintor local, que vivía cerca y era parroquiano a que representara su entierro. No podía sospechar que después sería mundialmente conocido como uno de los mejores pintores de la historia. Firmaron el acuerdo en 1586 y el cuadro se entregó en 1587. El Greco pidió 1.200 ducados, pero el párroco, bastante rácano y amigo de los pleitos intentó negociarlo. Le salió mal la jugada y finalmente El Greco recibió el precio solicitado en 1590, quedando para la posteridad el famoso "Entierro del Conde de Orgaz" en la Iglesia de Santo Tomé.

Sin embargo, esta obra es muy conocida, así que no es la joya que me refería en el inicio de esta entrada. El caso es que otros 200 años después en 1738 un arzobispo niño de Toledo (El infante D. Luis, hijo del Rey Felipe V y que había sido nombrado arzobispo en funciones de Toledo con sólo 8 años) en uno de sus viajes por la provincia vio una iglesia medio derrumbada en un pueblo ya decadente, Orgaz, y decidió reconstruirla. Realizó una convocatoria, y, oh sorpresa, se presenta a la misma el mayor arquitecto español de la época: Alberto Churriguera. Churriguera, que había contruido la Catedral Nueva de Salamanca, había diseñado y estaba construyendo la Plaza Mayor de Salamanca, decide dejarlo todo y perderse.

Nunca se sabrá qué quería Churriguera yéndose a Orgaz, pero lo que se sabe es que allí se casó y tuvo dos hijos. ¿Quizás fue por amor? No lo parece, pero sin duda es un hecho extraño que decidiera abandonar las mayores obras del estado para llegar a este pequeño pueblo.

Churriguera murió en 1750 sin haber finalizado la Iglesia del todo, aunque fue enterrado allí. Ésta finalizó en 1763.

Hoy en día Orgaz cuenta con menos de 3.000 habitantes y está en la carretera antigua a Toledo. Por allí no pasa casi nadie. Pero mi amigo se perdió y apareció allí hace unos años. Y se topó, sin saberlo, con una increíble catedral en un pueblo minúsculo. Preguntó para visitarla y, lo que pasa en los pueblos: la vecina tenía la llave. La abrió y pudo disfrutar en silencio de una joya, una auténtica maravilla de uno de los mejores arquitectos españoles y que está escondida en Orgaz. Quizás algún día sabremos lo que tenemos y podremos disfrutarlo o quizás estemos demasiado ocupados en otros temas como para salirnos de las autovías.

domingo, 22 de mayo de 2016

La fe en tus cálculos

Ahora estoy estudiando con mi hijo el Sistema Solar y al hacerlo he recordado una historia que es la historia de la fe en lo que uno hace. Esta fe sirvió para, nada menos que ampliar el sistema solar.

Para ello, retrocedamos al año 1781. En ese año, Sir William Herschel anunció el descubrimiento del primer planeta que se detectó con telescopio: Urano (del que ya escribí una entrada: "Rodando por el espacio"). Este anuncio comenzó el análisis de la órbita de Urano, publicándose en 1821 los cálculos de la órbita completa.

En esos cálculos se veían anomalías, no cumplían  parte por que Urano va rodando, pero parte por algún fenómeno que no se explicaba bien, por lo que se dedujo que algo debía estar pasando. ¿Acaso la Ley de Gravitación de Newton era falsa? ¿Acaso existía otro planeta más alejado que influyera en la órbita de Urano? Había mucha incertidumbre en este tema, pero algo pasaba.

En 1845 y 1846, un francés, Urbain Le Verrier, matemático especializado en mecánica celeste estudio el tema y calculo, no sólo que las anomalías de los movimientos de Urano venían por la presencia de otro planeta, sino que predijo su posición. En 1945 publicó varios artículos sobre el tema y fue en verano de 1946 cuando envió al Observatorio de Cambrigde una carta indicándole la predicción. El director del Observatorio de Cambridge lo despacho con algunas preguntas de poca monta, pero Urbain estaba convencido y envió los cálculos al observatorio de Berlín. Los cálculos llegaron el 23 de septiembre de 1946 y esa misma noche, el director del Observatorio Johann Gottfried Galle descubrió Neptuno a menos de 1 grado de donde había predicho Le Verrier. Se había descubierto el primer planeta gracias no a la observación astronómica, sino al conocimiento matemático de las leyes naturales. Un gran paso científico.

Poco después se anunciaba el descubrimiento... y empezó la polémica. Los ingleses reclamaron que poco antes de Le Verrier, un matemático inglés, llamado John Adams realizó cálculos matemáticos que indicaban su posición y envió sus cálculos al mismo observatorio de Cambridge, al que tampoco se le hizo caso. Se inició una de las mayores polémicas científicas de la historia y finalmente, la comunidad internacional decidió dar el mérito a los dos científicos por haber realizado los cálculos. Pero la polémica no se cerró hasta, parece mentira hace sólo 16 años. En 1998 se descubrió el archivo del Observatorio de Cambridge sobre Neptuno. Ahí se descubrió que John Adams había utilizado los cálculos que Le Verrier había publicado en los artículos previos sobre sus cálculos, pero como estaban incompletos, el resultado no era correcto. La previsión de Adams era incorrecta y tenía un desfase de más de 20 grados. Desde finales del siglo pasado, todo el mérito es de Le Verrier.

La designación del nombre, envuelto en el enfrentamiento del descubrimiento, tampoco estuvo exenta de polémica. Hubo muchas propuestas (entre ellas el mismo nombre de Le Verrier), pero finalmente fue el propio matemático descubridor quien decidió su nombre: Neptuno. Fue aceptado a finales de 1846. Una cosa curiosa es que este planeta no se llama igual en todos los países. En la India se llama Varuna (Dios del Mar en la mitología hindú) y en Japón, China y Corea su nombre se traduce como "Estrella del dios del mar", como se diga en cada una de sus lenguas.

Lo que más me gusta de la búsqueda de Neptuno, no es sólo la capacidad que tuvo Le Verrier en realizar los cálculos predictivos, que no deja de ser algo digno de alabanza, sino la fe que tuvo en mantener sus cálculos y buscar quien podría corroborarlos. La fe en su capacidad cambió el universo conocido. ¿No deberíamos hacer lo mismo cada uno a nuestro nivel? Seguro que así, el mundo sería mucho mejor.

sábado, 30 de abril de 2016

El análisis de la espera

Hay personas que son casi desconocidas y que han realizado una contribución al mundo de una forma que prácticamente no se podría entender sin su capacidad. Estos genios humildes, que cambian el mundo en silencio, son mis favoritos. Mis auténticos ídolos.

La persona de la que hablaré hoy, es además, inspirador del campo que a mí, en mi vida personal más me gusta y de la que me gusta decir que es lo único de lo que quizás se algo: las colas.

Este campo, era una entelequia hasta que a primeros del siglo XX un danés, llamado Agner publicó el primer artículo sobre él. Y cambió el mundo. De hecho es el principal contribuidor a vivir en el mundo tecnológico que tenemos actualmente. La gran transformación del siglo XX vino de su mano.

Agner era el segundo de una familia normal. Cuatro hermanos. El padre, maestro de escuela. La madre, trabajaba en casa, descendiente de una familia relacionada con la iglesia protestante. Iba a una escuela pública, porque el dinero no daba para más. Eso sí, el niño destacaba. Era listo y tenía una grandísima memoria.

Con 14 años, viajó a Copenhagen con su hermano para pasar el examen de primaria, la reválida que se conocía en España. Era dos años menor que él y tuvieron que autorizarlo especialmente, porque no tenía la edad mínima, pero aún así, la pasó con distinción. Volvió a su ciudad y se dedicó a lo que su padre. Lo ayudó a dar clases a niños en su escuela mientras seguí formándose: astronomía, francés, latin y gramática. Quería entrar en la universidad y tenía que prepararse. Tuvieron que becarlo y ayudarle económicamente, porque la situación familiar no daba para dispendios, pero, con 18 años consiguió entrar en la Universidad, para estudiar matemáticas. En sólo 3 años, se licenció y volvió a dedicarse a lo que su familia era: a dar clases en escuelas. 

Nada parecía indicar que el joven cambiaría el mundo. Aquello que no es ilusión o utopía, sino justicia. Pero quiso el destino que, durante ese tiempo, se entretuvo en investigaciones matemáticas, llegando a recibir un premio en 1904, con 26 años. Empezó, como a mí, a interesarle la teoría de la probabilidad cuando abandonó la universidad y e investigaba sobre ella. Especialmente cuando ingresó en una compañía de telefonía danesa en 1908, la Copenhagen Telephone Company, que ya nunca abandonaría. La compañia no sabía lo que estaba fichando.

En 1909 publicó un artículo que para mí es el santo grial: The theory of probability and telephone conversations. El inicio de una investigación que siguió toda su vida y que después ha dado pie a miles de aplicaciones

Básicamente, descubrió que las llamadas de teléfono se comportan como una cola. Una cola exactamente igual que una fila de personas y la describió matemáticamente.  Años más tarde, en 1917 publicó soluciones a esa descripción, determinando el tiempo medio de espera en la cola, con la que podía trabajarse en los sistemas para evitar esperas innecesarias. ¡Permitía aumentar la capacidad de la red!, ¡evitar llamadas perdidas! pero ... ¿sería aplicable a otros ámbitos? ¡Pues claro!, todo el mundo ha sufrido alguna vez una espera tediosa.

Desde hace años, cuando visitaba al hiper y me tocaba esperar, le decía a mi mujer que era esperar por esperar, porque haciendo una sola cola se tardaría muchísimo menos. Recientemente, hemos visto cómo. una gran cadena de supermercados, Carrefour decidió implantarla con un resultado increíble. El tiempo medio de espera se ha reducido casi exponencialmente.

Evidentemente, hay muchas más aplicaciones: inspecciones en la fronteras, tráfico rodado, gestión de almacenes, y cualquier otra actividad que implique una espera.

Su teoría es quizás la teoría más estudiada en el siglo XX y por supuesto se le dió su nombre a la unidad que la regula. Es una unidad de difícil explicación, pero con un ejemplo se ve claro: En el ejemplo del Carrefour, es el número medio de cajeras ocupadas por unidad de tiempo para atender a todo el mundo. Si hay 10 cajeras, no puede servirse más de 10 personas, aunque la nuestro personaje demostró que nunca se llegará a esa cantidad. Es más, por encima de una media de 9 cajas ocupadas simultáneamente, la cola empieza a crecer desproporcionadamente.

Nuestro personaje, Agner, murió joven, en 1929 con sólo 51 años, pero había desarrollado una teoría para la vida cotidiana. Por cierto, tiene un apellido altamente reconocible en entornos tecnológicos: Earlang. 

Invitó al lector a que busque el apellido en Google. Se asombrará la cantidad de referencias de telecomunicaciones que encontrará... y que no aparecerá ninguna referencia al personaje. A veces hay personas que son superadas por su invención. Este es uno de los casos, aunque yo siempre le estaré agradecido.