martes, 22 de octubre de 2013

Una república de otro tiempo

Europa ha sido siempre un continente volátil. En los últimos 2000 años ha vivido transformaciones geográficas y políticas casi continuas. Invasiones, guerra, cambios. Países que ya no existen, como Prusia, países que se unificaron, como Italia, Alemania e incluso España, países que se disgregaron como Yugoslavia, Checoslovaquia o la misma URSS, un cambio continuo del que quedan algunos vestigios del pasado por ahí repartidos.

La entrada de hoy es de uno de esos vestigios. Generalmente la conocemos por ser la selección de fútbol que más pierde o por tener un gran premio de motociclismo que no se disputa en su territorio. Es la república de San Marino. Un diminuto país, situado en medio de Italia, rodeada completamente por ella y que curiosamente, a pesar de su nombre, no tiene mar, aunque está a sólo 10 Km de él.

Su tamaño es de 61 Km2, menos de la mitad de la ciudad de Sevilla, pero es ni más ni menos que el país soberano más antiguo del mundo.

Su origen fue una comuna creada por un cantero cristiano llamado Marino, que huyendo de las persecuciones romanas llegó a establecerse en un monte del centro-norte de la península italiana, llamado monte Titano. Esta comuna evolucionó en el tiempo, hasta que en el siglo X, se estableció como territorio independiente, llamado Territorio de San Marino y posteriormente, República de San Marino, en honor al cantero fundador. Ya no era una comuna, era una comunidad monástica, pero con su propio sistema republicano de gestión. Pero republicano a lo que se entendía en la antigua Roma de república, no lo que se entiende por ello después de la revolución francesa.

Consiguió mantener su independencia a pesar de las tensiones limítrofes y del papado, que lo reconoció como independiente en 1631. Napoleón lo reconoció como independiente en su invasión italiana en 1797 y otras potencias en el congreso de Viena en 1815. Con Italia, sobrevivió a la reunificación firmando tratados que reconocían su independencia, el último en 1971.

Pero lo más curioso que tiene San Marino es que mantiene el sistema de gobierno de república romana. Está gobernado por un Consejo Grande que es elegido por votación popular. Inicialmente este Consejo era un Arengo, o consejo de los cabezas de familia, pero desde el siglo XIII (¡todavía no se había reconquistado Sevilla a los árabes!) ya se escoge el Consejo Grande por votación.

Este Consejo elige a dos de sus miembros como Capitanes Regentes por periodo de 6 meses y éstos y su consejo de ministros es el poder ejecutivo del país. Los dos elegidos son de partidos diferentes, lo que obliga a una jefatura equilibrada. Se nombran los días 1 de abril y 1 de octubre de cada año. Esto es un vestigio de la república romana, que mantenía dos regentes y reelecciones cada 6 meses.

Pero lo verdaderamente extraño sucede cuando cesan del cargo. Al igual que en las repúblicas romanas, tras cada mandato existen tres días en los que los ciudadanos pueden presentar quejas sobre las actuaciones de los jefes de estado. Estas quejas, si son admitidas a trámite, abre automáticamente un proceso judicial a un ex jefe de estado. Es una de las máximas de la gestión de San Marino, la auditoría pública continua y en la página web del mini estado se enorgullecen de ello.

¿Os imagináis qué pasaría si en España, cada vez que hubiera un cambio de gobierno se abriera un proceso de quejas a la gestión del ex presidente? Mejor no imaginarlo. Sin embargo, parece un ejercicio de sanidad democrática la gestión que tiene San Marino de sus instituciones. 

En el tema judicial también tiene sus particularidades. San Marino, delega en jueces extranjeros, salvo en los casos de jueces conciliadores (equivalentes a jueces de paz, que sí pueden ser del país), y existe un consejo garante de la constitución que en 2002 sustituyó al tradicional consejo de los XII, que ha quedado como órgano administrativo. El Consejo Garante es elegido por el Consejo Grande y es el funciona como corte de apelación y gestiona las quejas a los capitanes regentes. Para que os hagáis una idea de la tradición del país, el código penal vigente data de ¡1865!

Un cambio reciente se produjo en 2001, que adoptó el Euro como moneda, aunque no pertenece a la UE. Es uno de los cuatro únicos países que adoptaron oficialmente el Euro sin pertenecer a la Unión. Los otros también son microestados europeos: Andorra, Vaticano y Mónaco.

Es una república de otro tiempo, incrustada en el siglo XXI. Pero lo que se ve es que los problemas de la antigüedad son los mismos que los actuales, y ya pensaron en controles para evitar el abuso de lo común, de lo público. Los antiguos no eran más torpes ni más insensatos. Simplemente eran de otro tiempo.

Es que, a veces, mirando al pasado se ve que la evolución no es tal y que, probablemente, sólo hay que mirar al pasado para aprender para el futuro.

jueves, 10 de octubre de 2013

Un ejemplo de gestión de la diversidad

Por circunstancias de la vida me ha tocado pocas veces estar en islas. Un par de veces en Canarias, otro par en Baleares y otro en las islas británicas. En todos los casos he tenido una sensación similar, estar enclaustrado, perdido. En Fuerteventura fui capaz de recorrer todas las carreteras de la isla. Todas. Incluso las de tierra. En el fondo, los que somos de un país continental pensamos en las islas como en un lugar relativamente pequeño, relativamente alejado y donde se puede uno perder. Las distancias son otras, y la forma de vivir también.

Es por eso que me llama mucho la atención que el cuarto país más poblado del planeta es un país que no tiene nada de territorio continental. En un país exclusivamente insular, pero con más de 17.500 islas, Indonesia multiplica por 4 la dimensión de España y casi por 6 la población. Indonesia es un monstruo insular, un país único en el mundo y en el que se dan, por sí misma muchas curiosidades.

El territorio de Indonesia está repartido por un archipiélago entre los Océanos Índico y Pacífico, y que llega casi desde la península de Malasia hasta Australia. De extremo a extremo más de 5.500 Kilómetros. Más que la anchura del Océano Atlántico, para que nos hagamos una idea. 

Dentro de las islas que forman su territorio están algunas que son muy conocidas, como Borneo, o Nueva Guinea (estas dos islas son mayores que España), Sumatra o Java (la isla más poblada del mundo) y ciudades también conocidas, como Bali o Yakarta. 

De las 17500 sólo unas 6.000 están habitadas, el resto, son demasiado pequeñas y son islas ideales para perderse en ellas. Sin embargo, no deja de ser curioso que en tres de las principales, Borneo, Nueva Guinea y Timor, Indonesia tiene soberanía sólo sobre parte de la isla. Borneo la comparte con Malasia y el sultanato de Brunei. Timor con Timor Oriental y Nueva Guinea con Papúa-Nueva Guinea. Es un país acostumbrado a gestionarse a si mismo y no le importa tener dividido el territorio. 

El origen de este extraño país fueron las colonias holandesas en Asia, que desde el siglo XVIII fueron clave en el comercio marítimo. A primeros del siglo XX y justo antes de la II Guerra Mundial decidieron que ya estaba bien de colonialismo holandés y comenzaron la lucha por su independencia. En su guerra de independencia, a pesar de la distancia y la diferencia de características, la población de Indonesia se unió en contra del poder establecido, primero contra el poder holandés y después contra la invasión japonesa de la II Guerra Mundial, lo que permitió crear un sentimiento de país, independiente desde 1945 que perdura hasta hoy mismo. 

Aunque es el estado mayoritariamente musulmán más alejado de La Meca, con su cantidad de islas y distancias, obviamente, Indonesia es un conglomerado de etnias y lenguas. En este país hay más de 300 grupos étnicos y 700 lenguas distintas. Pero, por el bien de la convivencia, este país adoptó un idioma casi artificial, el indonesio, para cooperar entre los territorios y se enseña en todo el país y es el que se usa en las relaciones comerciales y administrativas, aunque prácticamente toda la población tiene un idioma materno diferente. A pesar de tanta diferencia y aunque ha habido algún enfrentamiento, en general las etnias conviven en armonía. 

Es un país diferente, disperso, singular, extraño, pero todo un ejemplo de gestión de la diversidad que desde aquí se echa bastante de menos. Al final, convivir, es lo importante.

martes, 1 de octubre de 2013

Un invento casual hoy imprescindible.

Hoy en día hay algunas cosas de uso cotidiano, muy común, y algunas de ellas, que parecen que han estado toda la vida con nosotros, realmente tuvieron un inicio, un inventor, un punto de partida, una casualidad.

Pero, como comenté en la entrada dedicada a la penicilina, lo importante es saber que el hecho casual que se produce no es tan casual, sino que pasa por algo y hay que ser capaz de averiguar qué lo produce, analizarlo y reproducirlo para beneficio general.

Algo así le paso en 1790 a un físico italiano llamado Luigi Galvani. Realmente no era físico, era más bien naturalista, cosa que en la época podría asimilarse a veterinario. Analizaba animales, pero vio algo que le llamó la atención mientras analizaba ranas.

Las ranas, diseccionadas y colgadas en ganchos para su análisis, esperaban su estudio. Galvani utilizaba un bisturí de hierro para ello, pero colgaba las ranas en ganchos de bronce. Un día, el bisturí, cargado de electricidad estática tocó por error el gancho y saltó un chispazo. Un chispazo que a todos nos pasa cuando nos cargamos de electricidad estática. Pero ese chispazo hizo moverse una pata de rana. Y Galvani, analista por encima de todo, lo vió.

Lo analizó todo lo que pudo, pero él era naturalista, no físico y solicitó ayuda a sus colegas para que replicaran el experimento. Su condición y su visión sesgada identificó a esa descarga y a ese movimiento como el aliento vital del músculo del animal. Era la misma vida que permitía retomar la vida de los músculos y la llamó electricidad animal.

Humilde, pidió ayuda y hubo un colega, Alessandro Volta que rápidamente cogió el testigo. Reprodujo el experimento y vió lo que había pasado... la electricidad no dependía de los músculos animales, sino de la diferente composición de los metales. Consiguió demostrar que la electricidad podía producirse si se juntaban discos de diferentes metales (cobre o plata y zinc, separados por discos mojados, para mejorar la conducción), y así creó una pila como hoy la conocemos, más o menos.

Un dato curioso más. Aunque parezca mentira, en Babilona ya existió una pila casi 2000 años antes que Volta. Eran una vasijas con un cilindro de cobre con una vara de hierro. A simple vista no parecía nada, pero si se llenaban con algo cotidiano de la época y alcalino, como el vino, ya está la pila de Volta. Simplicidad perdida en el tiempo.

Volta fue capaz de analizar y entender y pudo, además de ser capaz de reproducir el invento, demostrar que la electricidad no dependía de los músculos animales y que por lo tanto, la electricidad no era la fuerza vital de los seres vivos. Afortunadamente los trabajos de Volta no se publicaron hasta 1816 y eso hizo que, justo un año antes, una tal Mary Shelley se inventara la historia de un Frankenstein, en una noche que se merece una entrada en sí misma.

El invento de Volta, que se reprodujo en la Royal Society, le granjeó admiración internacional, hasta el punto que Napoleón le nombró Conde y le dio la medalla al mérito científico. Ya era todo un personaje y su nombre llega hasta hoy en forma de Voltios. Había perdurado en el tiempo y había conseguido un invento genial, un invento sin que hoy en día, no podríamos entender el mundo que nos rodea.

martes, 24 de septiembre de 2013

Un presidente diferente. Un mundo diferente.

Hoy están de moda los temas de la integración. Se trata a las personas con alguna dificultad física de forma diferente, se les atiende preferentemente y se busca facilitarle la vida. No puede ser de otra manera. Sin embargo, queramos o no, queda cierto resquemor. ¿Alguien votaría a un discapacitado para ser presidente de gobierno? Seguramente estaría mejor preparado, seguramente será una mente lúcida, pero hoy en día se prejuzga, y nos lleva a decisiones, probablemente, equivocadas. El exceso de información que tenemos nos lleva a ello. Es la sociedad que nos ha tocado vivir. 

Pero hubo un tiempo en el que no había televisión. No se sabía quien era el presidente, ni el rey, ni nada que se alejara de lo cotidiano. Al los personajes principales se les conocían en foto en los periódicos y en las monedas y poco más.

Es famosa la historia de Alfonso XII (que merece una entrada en este blog), cuando en un paseo de incógnito por Madrid justo tras llegar al trono, entabló conversación con un sereno y al acabar la conversación Alfonso XII le dijo: "Bueno, soy Alfonso XII, en el Palacio tiene usted su casa". Y el sereno le respondió: "Pues yo, Pío Nono, en el Vaticano tiene usted su casa". Evidentemente, el sereno no sabía con quien estaba hablando.

Sin embargo hay un ejemplo de integración que probablemente llegó a ser lo que fue gracias a que aún no existía la televisión de forma masiva. Había algo, pero no era habitual. Hablo de Franklin Delano Roosevelt.

Realmente a todos nos suena el nombre, fue el presidente de los EEUU en la segunda guerra mundial. Nacido en 1882, era un político prometedor, cuando en 1921 contrajo la polio, dejándolo una parálisis parcial que le obligó a ir en silla de ruedas el resto de su vida. Pero aprendió a disimular su enfermedad fijando unas barras de hierro a sus piernas y andar girando el torso. Andaba siempre distancias muy cortas, disimulando el tema, y, si tenía que recorrer algo más, lo hacía con muletas. Se cuidaba de que siempre aparecía en las fotos sentado.

Hay pocas, muy pocas fotografías de Roosevelt en su silla de ruedas, pero la utilizaba en su intimidad, cada vez que tenía que estar lejos de las cámaras.

Consiguió convencer a todo el mundo de que estaba recuperado y consiguió presentarse a la presidencia de los EEUU en 1932, venciendo fácilmente en las elecciones. Desde entonces, hasta su muerte, en 1945 fue presidente, ganando 4 elecciones consecutivas: 1932, 1936, 1940 y 1944, y fue el único presidente que lo ha hecho.

Le toco lidiar una época difícil, cogió un país en plena depresión de después del 29 y estableció toda una política social de incremento del gasto llamada New Deal, muy novedosa y casi improvisada, pero que permitió un cambio social en los EEUU y mejoró, sin duda la igualdad entre los ciudadanos. Impulsó esta igualdad y esa mentalidad de lucha común ha llegado hasta hoy. Es una de las señas de identidad más reconocible de los EEUU.

Pero encima se encontró la Segunda Guerra Mundial en 1939. Apoyó a los aliados, de forma logística, hasta el famoso ataque de Pearl Harbor, donde decidió entrar en la guerra en el Pacifico y ordenó el Desembarco de Normandía en 1944. Vamos, que cogió un país en ruinas, y consiguió levantarlo y no sólo eso, sino que se enfrentó a la guerra más terrible de la historia, dándole un giro y poniéndola a su favor. Y de paso, la aprovechó para levantar económicamente el país.

Pero la historia, caprichosa como es, quiso que falleciera repentinamente en abril de 1945, a penas 20 días antes de que su mayor enemigo, Hitler, se suicidara antes de ser capturado. Esta muerte hizo que no fuera responsable de la mayor matanza de la historia, siendo su sucesor, Harry S. Truman el responsable del lanzamiento de las bombas atómicas.

Un hombre que demostró que una limitación física no impide ser un buen político y un buen gestor. Eso sí, en un tiempo en el que no existía un seguimiento y un control público como el que existe ahora. Quizás el hecho de tener más información no ha vuelto más intolerable. Hoy en día parece imposible aceptar un presidente diferente. Definitivamente, tenemos un mundo diferente. A veces, sabemos demasiado.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Ciudadanos de segunda

Cuando empecé a tener uso de razón y a estudiar la historia me alarmó el genocidio nazi. Era una barbaridad, pero más barbaridad era que eso hubiera pasado sólo hacía 50 años. Ni una vida. De hecho, mi padre ya vivía cuando pasó el tema. En aquella época, joven yo, pensaba cómo podía mi padre haber dejado que pasara eso. Evidentemente, mi padre tenía cosas más importantes en qué pensar en aquella época (como en comer, por ejemplo, bastante era en esa España).

Pero ahora, me toca tener a mí al hijo y algún día me preguntará lo mismo, o lo pensará de un tema que viví yo en primera persona y que ahora está en boga por la enfermedad de uno de sus protagonistas, Nelson Mandela, aunque por algún motivo es francamente desconocido.

El Apartheid (término afrikaans, lengua medio holandesa, medio inglesa, medio alemana que se fraguó en el sur de África a raíz de la conquista europea), es algo francamente escalofriante que pasó hace, como quien dice, dos días y que el mundo, lo permitió.

Es un termino que definió un régimen. No fue algo despectivo, sino que se conocía así. Este régimen consistía en la separación racial en la población. Evidentemente, esta separación fue promovida por los blancos, y se produjo tras la derrota electoral pero victoria en escaños del Partido Nacional (partido de los blancos) en 1948. Tras esa victoria, los blancos, raza minoritaria en Sudáfrica con un 21 % de la población, establecieron un régimen separatista en el que las razas no podían juntarse en ningún sitio: transportes públicos, playas, recintos, hospitales, etc. Todo estaba separado. Por supuesto, las infraestructuras dedicadas a los blancos eran mucho mejores que las dedicadas a los de color, la educación de un negro costaba al estado el 10% de la que le costaba la de un blanco y todos los ciudadanos tenían que portar pases si iban a las zonas asignadas a las otras razas. Ah!, y por supuesto, los de color no tenían derecho de voto, por lo que nunca podían ganar las elecciones y cambiar el estatus.

Hoy en día es una aberración, pero en aquella época era algo llevado al extremo pero cotidiano en otros paises. En 1963, Martin Luther King dio su famoso discurso "I have a dream" que cambió muchas conciencias y, éste fue asesinado en 1968. En esa época, negros y blancos tampoco podían subir juntos al autobús en los EEUU y tenían muchos temas de prejuicios sociales, aunque sí eran reconocidos como ciudadanos.

Sudáfrica, llevó al extremo este concepto y poco a poco se fue radicalizando. En 1960 dada la presión, creó estados ficticios llamados bantustanes donde se asignaban a los negros como ciudadanos, aunque vivieran en otras ciudades. Esto llevó a que los negros eran ciudadanos de estados ficticios inmigrantes en Sudáfrica, obligándoles a portar identificación y pasaportes para estar en su propia ciudad y así tener un arma para poder legislar impunemente en contra de estas razas. Poco a poco el gobierno fue presionando para que la población de color se trasladara a los bantustanes que les correspondían, moviendo a 3,5 millones de personas en 20 años.

A primeros de los 60, coincidiendo con Martin Luther King, organizaciones de personas de color fueron creando resistencia y en 1963 fue encarcelada toda la cúpula política de color, con Mandela a la cabeza. Nada menos que 27 años encarcelado en cárceles no precisamente cómodas. Simplemente por querer ser ciudadano.

Este régimen se prolongó en el tiempo, y se prolongó hasta fechas realmente cercanas. Indurain había ganado ya tres tours, la Expo 92 ya era historia y los Juegos de Barcelona ya eran sólo recuerdo. Fue en 1992 cuando el presidente De Klerck ganó un referéndum para poder negociar con la población negra una nueva constitución, que se aprobó en 1994. En abril de 1994, hace sólo 19 años, la población negra pudo votar por primera vez en Sudáfrica. Ganó, por supuesto, Nelson Mandela, que ya era todo un símbolo.

Lo que me pregunto es por qué. Y el por qué a todo es económico, como siempre. Sudáfrica es uno de los principales productores de oro, y los blancos necesitaban para sus negocios disponer de estas minas. Así que nos creamos un régimen clasista y dominamos la economía. Pero esta situación fue poco a poco quedándose obsoleta. Los ídolos de la juventud empezaron a ser gente de color: Carl Lewis, Michael Jackson, Michael Jordan, Magic Johnson, eran idolos en todo el planeta, pero ciudadanos de segunda en Sudáfrica. La presión internacional comenzó a mediados de los 80 a boicotear productos de Sudáfrica y su aislacionismo provocó una crisis económica brutal. No había salida salvo la abolición del régimen y así se produjo.

Lamentablemente, no sabré que decirle a Santi si algún día me pregunta cómo permití que existiera el Apartheid. Bueno sí, sabré decirle que no hay ciudadanos de segunda, y que la historia es mejor no olvidarla para no repetirla.

lunes, 19 de agosto de 2013

Gusano en invierno, planta en verano

Hace más de un año que mi hermana lleva diciéndome que escriba esta entrada. Por fin, después de tanta insistencia, aquí está. Se trata de una historia, popular en zonas de China y el Himalaya que se conoce como Yatsa Gunbu.

Es, la verdad una historia bastante extraña, que consiste en un bicho que durante una época del año es un gusano, pero que, llegado un momento, se entierra y se convierte en una semilla del que florece una planta con la que saca esporas y se vuelve a reproducir.

Efectivamente hay fotos que lo atestiguan y que se ve el gusano como "semilla" y la planta saliendo hacia la superficie. Sin embargo y lo siento por mi hermana... es sólo una historia. Aunque eso sí, como todas las historias tradicionales, tienen un punto de curiosidad.

La clave de la cuestión está en un hongo que vive en las montañas del Himalaya entre 3000 y 5000 metros, llamado Ophiocordyceps sinensis, que es capaz de parasitar una larva de polilla. Lo parasita durante una parte del año hasta que es capaz de destruirlo completamente por dentro. Y lo de completamente, es completamente, ya que le destruye absolutamente todo, hasta el cerebro, creando una especie de momia de larva. Es capaz de prosperar en ese ambiente y convertir la momia en semilla, desde donde se crea un hongo como los que todos conocemos y que, como todos, produce esporas. Estas esporas contagian a nuevas larvas y así continúan su ciclo vital. En su momento de hongo, se puede ver un gusano desde el que sale un hongo, que es recolectado y se utiliza bastante en la medicina tradicional. 

La tradición china habla de un único animal, pero realmente son dos seres: una larva de polilla (que nunca llega a ser polilla, ya que el hongo la momifica antes de alcanzar su madurez) y un hongo que la parasita.

Como nota curiosa decir que no existe nombre para esta especie de hongo en español, pero que en inglés se le conoce como "Caterpillar fungus", o sea, "hongo - oruga".

Está muy valorado en la zonas rurales del Himalaya, y ya hay referencias en la medicina tradicional china desde 1694, aunque no se describió científicamente hasta 1843. Su valoración desde entonces crece exponencialmente y hoy en día es tan alta, que en las áreas rurales del Nepal es el principal producto para conseguir efectivo, en una economía aún basada en el trueque. Su producción es bastante grande (entre 80 y 175 toneladas en 2009) y su precio, elevadísimo, y con una inflacción insostenible. Lamentablemente, cuando aparece algo tan valioso, ya se producen conflictos y éste hongo-oruga ya ha generado varios enfrentamientos entre asentamientos locales con varios muertos en los últimos años.

Pero la medicina tradicional también tiene un poco de verdad allá donde se produzca y si se considera que previene enfermedades, es por algo. Se ha descubierto en estos hongos una sustancia llamada Cordicepina (que viene de su nombre), con propiedades antitumorales, antiinflamatorias y antivirales, y con una capacidad muy extraña: es una sustancia capaz de influenciar en el ARN de las células, así que consigue atacar a la propia base genética. Aún está en desarrollo y análisis, pero los primeros resultados son prometedores. Cuando la tradición detecta un producto que es fiable contra enfermedades, algún trasfondo habrá, aunque realmente no se sepa qué es lo que lo produce.

En cualquier caso, no deja de ser curioso cómo la naturaleza es capaz de inventar para sobrevivir. Inventar hasta el punto de ser gusano en invierno y hongo, como cualquier otro, en verano.

lunes, 12 de agosto de 2013

La única frontera terrestre de la España peninsular

Hacía tiempo que tenía previsto escribir una entrada sobre Gibraltar. Algunos de los seguidores me lo habían pedido, sabiendo que por cercanía y por ser natural de la frontera mi opinión puede diferir de lo que se conoce generalmente en España. Quería hacerlo para el 13 de julio, 300 aniversario del tratado, pero la verdad es que la actualidad ha hecho que lo retrase un poco. Voy a intentar dar mi opinión aunque no sea políticamente correcta. Así que esta vez, igual me sale un poco largo. Creo que la ocasión lo merece.

Gibraltar pasó a dominio Británico en 1713, después de la guerra de sucesión entre Felipe de Borbón y el Archiduque Carlos de Austria. Esta guerra se produjo al morir Carlos II sin descendencia, y apoyar la Corona de Castilla al pretendiente francés al trono (heredero por testamento) y la de Aragón al pretendiente austríaco (heredero por parentesco, lejano, pero parentesco a Carlos II). Esta guerra en sí mismo merecerá una entrada de este blog, así que vamos a dejarla ahí por ahora.

En 1713 se reconoció a Felipe V como Rey de España por las potencias europeas, mediante el tratado de Utretch, en la que, para que lo reconocieran como tal, el rey español cedió ciertas posesiones: las europeas y dos históricas españolas: Gibraltar y Menorca. En el tratado, se dice literalmente en su artículo X que "El Rey Católico, por sí y por sus herederos y sucesores, cede por este Tratado a la Corona de la Gran Bretaña la plena y entera propiedad de la ciudad y castillo de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen, dando la dicha propiedad absolutamente para que la tenga y goce con entero derecho y para siempre, sin excepción ni impedimento alguno." 

Pero como hace 300 años, ya se veía la naturaleza de los de esta tierra y lo que se esperaba, se establecía en el propio tratado que se cedía "sin jurisdicción alguna territorial y sin comunicación alguna abierta con el país circunvecino por parte de tierra."  O sea, sin frontera, "para evitar cualquiera abusos y fraudes en la introducción de las mercaderías".

Pero claro, eso podría significar que los gibraltareños podrían tener problemas de suministros de comida, así que se estableció que era posible comprar provisiones en España, pero sólo para "comprar a dinero de contado", así que nada de créditos ni nada parecido, dinero contante y sonante. Y además, desde el propio tratado pena el contrabando "serán castigados severamente los culpados".

Es curioso lo avispado que eran los reyes de la época, parece que nos están hablando a 300 años después. Pero claro, el tratado de Utretch estaba escrito en otro tiempo y aparecen cosas, hoy en día imposibles de cumplir, como por ejemplo que "ni judíos ni moros habiten ni tengan domicilio en la dicha ciudad de Gibraltar, ni se dé entrada ni acogida a las naves de guerra moras en el puerto de aquella Ciudad", salvo "los moros y sus naves que sólo vienen a comerciar." Y por supuesto, permitiría la religión católica. No podía ser de otra manera.

Y por último, como el Madrid, la opción de recompra: "Si en algún tiempo a la Corona de la Gran Bretaña le pareciere conveniente dar, vender, enajenar de cualquier modo la propiedad de la dicha Ciudad de Gibraltar, se ha convenido y concordado por este Tratado que se dará a la Corona de España la primera acción antes que a otros para redimirla."

Bueno, pues parece claro, no podía haber frontera y además es legítimamente británico (ojo, que no inglés) y además, Gibraltar no puede ser independiente, dado que en su caso, debería volver a ser español, por el propio tratado.

Efectivamente no hubo frontera propiamente dicha hasta hace bastante poco. Hasta 1941, en la que la ciudad fue evacuada en la II Guerra mundial y se ocupó "temporalmente", autorizado por Franco, la zona neutral, que es el itsmo que unía la Línea y Gibraltar. Ahora mismo esa zona es el aeropuerto y su zona de embarque. Y apareció la frontera, contraviniendo el propio tratado.

Otra cosa que está muy en boga ahora mismo, es el tema de las aguas. En el tratado de Utretch no se menciona nada de las aguas, pero claro, eso hay que verlo en su contexto. En la época que se firmó el tratado de Utretch, Inglaterra y Holanda sostenían la existencia de un mar libre, sin jurisdicción y España y Portugal se reservaban el derecho total sobre todos los mares. En ese contexto, ¿para qué se va a poner nada en el tratado? Evidentemente no tenía sentido. Sin embargo, en esa misma época comenzaron a salir tesis que permitían mezclar las dos posturas. La tesis, de Cornelio Van Bynkershoek en el siglo XVIII fue una mezcla: la parte próxima a la costa sería aguas pertenecientes al país y a partir de ahí, aguas libres. No fue hasta 1718 (5 años después del Tratado de Utretch) cuando se reconocieron mediante los Hovering Acts no se reconocía un terreno de jurisdicción por parte de Inglaterra (hasta entonces partidaria del mar libre) y hasta 1782 no se fijaron una distancia concreta. Esa distancia fue de 3 millas náuticas y se conocía como la regla del cañón, que era lo que una bala de cañón podía recorrer. Esta regla fue rápidamente acogida y fue reconocida por todos los países. Sin embargo se hacía de facto y sin regulación alguna. como ejemplo decir que los EEUU no manifestaron su legitimidad sobre las aguas hasta ¡1945! cuando el presidente Harry S. Truman lo manifestó.

La distancia actual de soberanía de 12 millas náuticas de soberanía y 200 de aprovechamiento económico exclusivo es de la convención sobre los derechos del mar de 1982, así que un poco alejado al tratado de Utretch, por lo que la reclamación de Gibraltar sobre sus aguas puede entenderse como cierta.

Así que en 1713, Gibraltar pasó a manos británicas, y su población se repartió por la zona, creándose 4 poblaciones, hoy bien conocidas: Algeciras, La Línea, Los Barrios y "La ciudad de San Roque, donde reside la de Gibraltar", nombre íntegro de San Roque. Mira por donde que mi tierra existe gracias a Utretch, algo bueno tenía que tener.

De todas formas, lo que más me llama la atención es cómo se intentan hacer debates sobre un texto claramente obsoleto. Es evidente que no tiene sentido impedir la residencia de moros y judíos, como tampoco tiene sentido impedir el comercio y el tránsito entre Gibraltar y España y que sólo se pague en dinero en efectivo en los tiempos que corren. Es evidente que el tratado ha quedado atrás y que la única solución pasa por firmar un nuevo tratado entre España y Gran Bretaña (Gibraltar no tiene nada que decir) más adaptado a los tiempos, basándose en el espíritu del tratado, en la que España tiene derechos sobre Gibraltar en el caso de que Gran Bretaña quiera desprenderse de ellos. Ahora mismo, tal como sospechaban los reyes que firmaron el tratado, es un paraíso fiscal y foco de contrabando y ese es su gran problema y lo que la UE debe ayudar a eliminar.

Eso sí, mientras tanto, la única frontera terrestre que tiene España en la península debe portarse no sólo como tal, sino como frontera entre un espacio Schengen y un espacio exterior, basándose en toda la reglamentación comunitaria, igual que se fija en las fronteras de los puertos y los aeropuertos con otros terceros países.