miércoles, 25 de febrero de 2015

Una filosofía no tan antigua

Si hay algo que ha marcado una generación son los primeros minutos de la película 2001: Odisea en el espacio. Para siempre quedará esa imagen de la Tierra, en el espacio, con la música que estará relacionada para siempre con los paseos espaciales. Esa música, tan conocida hoy, fue compuesta por un alemán, Richard Strauss en 1896, y fue llamada "Así habló Zaratustra", basada en el libro del mismo nombre de Friedrich Nietzsche.

Pero, qué hay detrás de ese libro, de esa música y de esa película. ¿Quién era Zaratustra? ¿Existió? 

Pues sí, hoy, la entrada va de este señor, Zaratustra o, como es conocido en español, Zoroastro. Y, aunque parezca mentira, es un personaje digno de ser conocido. De esos que marcan una línea en esta tierra, aunque aquí, se tiene tan lejos, que casi nadie lo conoce, aunque como veréis, muchos usamos vocabulario suyo casi sin saberlo.

Zoroastro nació en Irán hace mucho, mucho tiempo, en torno a 600 - 1000 años antes que Jesucristo. Fue un profeta que enseñó una nueva religión en la zona, conocida como zoroastrismo en español y cuyos orígenes nacen en las religiones del indo y que nos deben sonar mucho a los que nos hemos criado en una doctrina casi impuesta.

Zoroastro habló de que el cosmos estaba gobernado por una dualidad entre el Bien y el Mal: Dios y el Demonio, que las personas eran libres y no habían predeterminación de los actos. Que la persona debía elegir hacer el bien. Los preceptos principales eran: la igualdad de todos, independientemente de sexo, raza o religión, respecto a la vida en general y negación de la opresión del ser humano, convivencia con la naturaleza, trabajo duro, caridad y respeto por la familia y la comunidad. También creía que la recompensa, la felicidad o el castigo, depende de cómo se comporte uno, que uno es libre de sus actos. En pocas palabras: buenos pensamientos, buenas palabras, buenos actos o "No le hagas a otros lo que no te gustaría que te hicieran a tí".

En la filosofía también existe el Saosyant, o final de los días, donde se producirá la resurrección de los muertos, que se producirá cuando el mal sea erradicado, por lo que la salvación será universal.

De verdad que parece una religión muy avanzada para la época de la que estamos hablando. De hecho, parece que Jesucristo fue un revolucionario por decir algo parecido. Zoroastro se adelantó en casi mil años. Que conste que fue un profeta muy considerado, y nada de un santón loco no tenido en cuenta. Consiguió muchos adeptos y, con el tiempo, su religión se extendió bastante en la antigua Persia y llegó a ser la oficial del imperio, hasta la llegada del islam en el siglo VIII, que la hizo casi desaparecer. Sin embargo no desapareció del todo e, incluso hoy en día, la practican más de 4 millones de personas entre Irán e India (en 2005 era la 16ª religión más practicada del mundo).

De Zoroastro, sin embargo, se conoce poco más que su filosofía. Hay algunas referencias de él a través de historiadores griegos (Herodoto hablaba de tradiciones persas basadas en él). Dejó un libro de enseñanzas, que se fue transmitiendo oralmente hasta que se recopiló por escrito en las primeras dinastías persas. Ese libro, conocido como Avesta, es un compendio de diferentes textos sagrados, que recoge todas sus enseñanzas. Lo más conocido de ese libro son los cantos salmódicos o gathas, que es la parte más antigua del texto y que se le atribuye directamente a Zoroastro.

Y como toda religión tiene su Dios, que se le conoce como Ahura Mazda, que representa el bien en contraposición con el maligno, conocido como Angra Mainyu. ¿A qué a todos nos suena el nombre del dios del zoroastrismo? Pero nos sonará por algo diferente, ¿verdad? Pues sí, en 1929 un japonés, Jujiro Matsuda, buscando un nombre comercial para su empresa, llegó a este nombre y creó la Mazda Motor Corporation. Tuvo éxito y hoy, es mundialmente conocida.

Así que, aunque no lo sepamos, cosas tan dispares como la odisea en el espacio de Kubrick, nombre del Mazda 5 o la filosofía cristiana, provienen de este profeta, Zaratustra, cuya filosofía de vida debería ser conocida por todos, porque, a pesar de ser antigua, no está nada obsoleta.

martes, 10 de febrero de 2015

Los orígenes de la república

Cuando hoy en día alguien piensa en las repúblicas modernas y en su origen, le viene sin dudar, la revolución francesa y el levantamiento del 14 de julio de 1789. La toma de la Bastilla y el posterior cambio de régimen, con la ejecución de los reyes, llevó a un nuevo status, que, con vacilaciones, terminó consolidándose casi 60 años después.

Sin embargo, ¿es realmente este el origen de la república moderna? Pues lamentándolo mucho para los franceses, no. Aunque no cabe duda que fue la que marcó la línea a seguir a otras muchas naciones posteriormente. De las que perduran, la república de los Estados Unidos de América, es anterior (su proclamación de independencia se realizó el 4 de julio de 1776), pero resulta que ésta tampoco es la primera república moderna.

Para llegar a la primera república moderna hay que profundizar en la Europa renacentista, a un estado creado en 1569 con un lema: "Nuestro Estado es una república bajo la presidencia de un Rey". Estoy hablando de la República de las Dos Naciones. Esta República, que realmente fue el germen de un nuevo concepto, se creó con la unión mancomunada-federal entre Polonia y Lituania, auspiciada por el Rey Segismundo II. A su muerte, en 1572, se consolidó el sistema, con un parlamento que se llamó Sejm con gran poder, que quedó realmente a manos de la nobleza, elecciones libres (entre los nobles, tampoco abusemos) que nombraban al presidente de la república, que tenía denominación de "Rey", aunque era electo y en realidad, no gobernaba.

En esa república existía el derecho de repudio del Rey (se podía realizar una rebelión legal que lo derrocaría en el caso de que no se aprobase su gestión), la posibilidad de discrepar sobre la opinión del parlamento e incluso el embrión de creación de partidos políticos que permitieran defender opiniones diferentes a las vigentes.

Evidentemente, era tiempo del absolutismo más profundo en Europa. Estamos hablando de una "república federal" (sí, entre comillas), que se generó casi un siglo antes que el Rey Sol (Luis XIV de Francia), quizás el mayor exponente del absolutismo, así que tampoco era una república como la podemos entender hoy en día, sino que sólo una parte de la población en torno a un 10% tenía derechos políticos.

Parece poco, pero no olvidemos que cuando nacieron los EEUU, sólo en torno al 25% de la población tenía derechos políticos (ni las mujeres, ni los esclavos tenían derechos), así que teniendo en cuenta que fue bastante antes, la verdad, parece un avance muy significativo.

Este experimento de república federal no fue precisamente efímero. Perduró hasta 1795, pero a causa de las contínuas invasiones suecas, cosacas, austriacas, terminó en la anarquía, que disolvió la unión, dividiéndose el país entre los reinos de Prusia, Rusia y Austria. Pero el germen político estaba echado, había posibilidad de otros regímenes. En Francia, sólo faltaba la chispa que generara la revolución.

Y esa chispa se generó entre 1776 y 1783, entre 13 y 6 años antes de la toma de la Bastilla. La primera fue el apoyo del propio Reino de Francia a la revolución americana y su independencia. Les costó un dineral, muchísimo, y eso limitó mucho los recursos de la población francesa, que quedó a expensas de las cosechas anuales. Además, les dio a la población una idea de poderse levantar en contra al poder establecido. El apoyo de la monarquía a las colonias, en el fondo enseñó el camino a seguir al pueblo francés.

Y la gota. Faltaba un ingrediente, el hambre. Este hambre llegó a causa de un hecho causal producido en 1783. En ese año, en una pequeña isla del norte llamada Islandia un volcán entró en erupción. El volcán, llamado Laki, lanzó a la atmósfera una cantidad inmensa de cenizas y lava. Tanto, que la población de Islandia se vió reducida en un 20%, y su ganado en un 50%. La nube de polvo, que se conoció como "La bruma de Laki" se expandió por toda la zona norte de Europa y perduró durante años, generando hambrunas que afectaron a 6 millones de personas. Se completó el círculo. Ideas, ver que una revolución es posible, falta de recursos y hambre. Sólo faltaba un motivo, que como siempre fue menor para que saltara todo por los aires y cambiara la historia, originando un régimen, la república moderna, que, hoy en día, es el más extendido del mundo. 

martes, 20 de enero de 2015

En el otro confín del mundo

Siempre me ha llamado la atención la tendencia que tenemos (me incluyo) a simplificar las cosas. Hay cosas que pueden simplificarse y otras son tan complejas que simplificarlas implica inevitablemente que se pierda información relevante.

Un gran ejemplo de esto es la descripción habitual que tenemos de la Segunda Guerra Mundial. Cuando se habla de esa Guerra vienen a la mente varios conceptos clave: Hitler, el genocidio de los judíos y que se acabó con las dos bombas atómicas, por cierto, lanzadas a miles de kilómetros de distancia de donde habitó Hitler.

Si se entra en algo más de detalle, pues ya se conoce que Hitler invadió Polonia primero y después, Francia, que después atacó Rusia, que hubo batallas en África, de Rommel, el zorro del desierto y que Estados Unidos, después de Pearl Harbor entró en la guerra contra Japón y sus kamikazes y permitió salvar a los aliados.

Eso es más o menos lo que pensamos de esa Gran Guerra. Pero es una gran simplificación. De hecho, si pensamos en la ciudad más bombardeada de la guerra, probablemente pensemos en Berlín, o París, o quizás acertemos y digamos Varsovia. Pero si pensamos en la segunda ciudad más bombardeada de esa guerra, jamás de los jamases acertaríamos con ella. No acertaríamos porque la segunda ciudad más bombardeada fue nada menos que Manila, en un archipiélago en mitad del pacífico.

Sí, Manila. Mientras Hitler tomaba Europa, en el otro confín del mundo Japón, despertó a un gigante dormido y pretendió volver a los días de gloria del imperio. Invadía Manchuria, China, Malasia e intentó propagarse por el pacífico.

Es importante el contexto histórico. En aquella época, las grandes potencias europeas (Francia y Gran Bretaña principalmente, aunque también Alemania), tenían colonias alrededor del mundo y había múltiples colonias europeas en Asia. Prácticamente sólo quedaban tres reinos independientes en la zona: Japón, China y Tailandia. Así que la invasión Japonesa fue a territorio, también, de dominio europeo o de los Estados Unidos.
 
Nota curiosa es que Tailandia también fue aliada del eje entre Alemania y Japón, aunque más por evitar la invasión japonesa que por el apoyo efectivo que le dio, pero fue el único aliado que el eje consiguió en Asia.

Pero volvamos a Manila. Japón invadió Filipinas, entonces bajo el dominio de EEUU el 8 de diciembre de 1941, justo un día después del ataque a Pearl Harbor. La guerra en Filipinas fue cruenta y podemos decir que fue el centro de los enfrentamientos entre EEUU y Japón en el Pacífico. Cuatro años de duros combates que finalizó con una auténtica masacre, conocida como la Masacre de Manila, en la que murieron 100.000 personas en apenas unas semanas, entre ellos prácticamente toda la colonia española que quedaba allí. El 3 de febrero de 1945, se iniciaron los combates entre las dos potencias y Manila fue totalmente destruida. Finalizaron el 4 de marzo de 1945. En ese mes, Manila consiguió el dudoso honor que he comentado antes: ser la segunda ciudad más bombardeada de toda la contienda.

Después de tomar definitivamente Filipinas, ya conocemos la historia. McArthur, consiguió acercarse a Japón, tomando Okinawa (gracias, Clint Eastwood), hasta que, finalmente se lanzaron las bombas atómicas, en julio de 1945 que dieron fin a la peor contienda de todos los tiempos.

Por último una reflexión. Esta entrada ha sido también una simplificación en si misma, porque no puedo escribir toda la historia de la Segunda Guerra Mundial en unas carillas. Pero sirva para que a los europeos, amantes de vernos el ombligo, pensemos que existen asuntos, a los que a veces nos referimos que, también se desarrollaron en el otro confín del mundo. Y sirva de pequeño homenaje para Manila, una ciudad devastada en esa guerra y frecuentemente olvidada.

miércoles, 14 de enero de 2015

El otro de los canales artificiales

Hoy se conmemora el 201 aniversario del tratado de Kiel. Es un tratado entre Suecia y Dinamarca, principalmente sobre la soberanía de Noruega. No tiene más interés, salvo por que cuando he oído Kiel, me ha recordado al tercero de los canales, el gran olvidado.

Cuando se habla de canales artificiales en el mundo se piensan en dos principales, el de Suez y el de Panamá. Sin embargo, como digo, existe un tercero de grandes proporciones a nivel mundial y es incluso mayor en distancia que el Canal de Panamá. Se llama Canal de Kiel y une el Mar del Norte con el Mar Báltico, pasando por lo que sería la base de Dinamarca, visto en un mapa, y que tiene una distancia de nada menos que 98 km.

Su origen histórico parte de un canal basado en un río, un poco más al norte, llamado canal de Eider, porque utiliza el flujo de este río, que se construyó en 1784. Era poco profundo (sólo 3 metros) pero era muy largo y permitía el flujo de buques de la época, porque estamos hablando nada menos de 5 años antes de la revolución francesa. Sin embargo, con la expansión de Prusia y el Imperio Alemán del siglo XIX, el Kaiser, Guillermo I, consideró necesario que se iniciara un canal de dimensiones ya considerables, que permitiera el flujo de barcos desde Alemania al resto del mundo sin necesidad de bordear Dinamarca. Así que en 1887, se puso la primera piedra de este canal artificial, en la zona de Holtenau, zona muy próxima a Kiel, que fue quien finalmente dio el nombre al canal. 

Era la época de construcciones de grandes canales, de grandes obras de ingeniería, y para ello se necesitaba multitud de mano de obra. Más de 8.900 empleados trabajaron en el canal, que tardó nada menos que 18 años en terminarse. En 1895 se inauguró, ante las cámaras del recién estrenado invento del cine, siendo una de las primeras grabaciones de "corte de cinta" que aún se conservan. Esta grabación está aún almacenada en el museo de ciencias de Londres.

El canal fue dominio exclusivo alemán, hasta que en 1919, el Tratado de Versalles, en su artículo 321, lo  declara zona de tránsito internacional con dominio alemán. Este estatus se mantuvo hasta 1936, cuando Hitler, rompió esta condición. Desde 1945, después de la derrota del III Reich, volvió a ser de libre tránsito.

El canal tiene 11 metros de profundidad y 102 de ancho, lo que lo convierte en la principal vía de comercio de la zona del mar báltico. De hecho, en 2008 pasaron por él unos 40.000 buques, siendo una de las vías marítimas más usadas del mundo, en dura competencia con el canal de Panamá y el de Suez.

Un hecho curioso, que hace ver la complejidad humana en cuanto a la geografía y a la geoestratégia, es que años después, los hombres construyeron su "complementario", el puente de Oresund, que une Dinamarca con Suecia. Parece que los hombres siempre queremos llevarle la contraria a la naturaleza y construimos un canal y un puente, para hacer, exactamente lo contrario. Eso sí, las dos obras, mastodónticas, mejoran en mucho las comunicaciones. En el fondo, la fe sí que mueve montañas.

Así que sí, realmente los canales artificiales de gran tamaño no son dos, son tres, aunque este, el de Kiel, es el gran desconocido.


martes, 6 de enero de 2015

Yo conocí la tumba de los tres reyes

He elegido un día como hoy para retomar el blog, después de unos meses dedicando las noches a otros menesteres más científicos. Y claro, una entrada escrita tal día como hoy, no puede ser sino sobre los tres Reyes Magos que nos visitan año tras año el 6 de enero.

Los magos de oriente es una de esas historias bíblicas comunmente aceptadas pero que no aparecen tal cual en la biblia. No es la única. Los padres de la Virgen, Joaquín y Ana, tan populares y conocidos no aparecen en ningún sitio.

Pero nuestros magos sí que aparecen. En el Evangelio de Mateo, en el capítulo 2, se habla de que unos magos llegaron de oriente a Jerusalen cuando nació Jesús, preguntando a Herodes, dónde había nacido el Rey de los Judíos. Herodes, entró en cólera y pidió a los magos que una vez conocido, les dijera dónde, para poder él ir a saludar al nuevo rey, pero los magos, adivinando las malas intenciones, decidieron no volver a Herodes. Siguiendo la estrella, llegaron hasta Belén y allí le ofrecieron oro, incienso y mirra.

Esas son todas la referencias sobre los Reyes Magos en la Biblia. No se dicen los nombres, no se dice el origen ni se dice cómo eran. Para más inri, el hecho de no volver a Herodes hizo que éste se enfadara y mandara matar a todos los niños menores de dos años, dando lugar a otra celebración navideña muy conocida, los Santos Inocentes, pero que cronológicamente, en la Biblia, se produjo después de la llegada de los Reyes Magos.

Entonces, ¿de dónde salen los nombres que todos conocemos de memoria, las razas, los camellos, los pajes? Es algo que todos damos por sentado que viene de la Biblia, pero no es así. Los Reyes Magos aparecen en la tradición oral antigua, y sobre todo, viene muy bien detallado en un Evangelio apócrifo, el Evangelio Armenio de la Infancia. En ese evangelio sí que se describe con detalle la llegada de "tres reyes de los magos" de los paises de oriente, llamados Melkon (que imperaba sobre los persas), Gaspar (que imperaba sobre los indios) y Baltasar (sobre los árabes). Este es el origen del color moreno de Baltasar, color predominante en los árabes (ojo, que no es negro originalmente, sino moreno). 

Tras nueve meses siguiendo una estrella llegaron tres días después del nacimiento: el 9 de enero, porque según ese mismo evangelio, el nacimiento fue el 6 de enero, fecha por la cual se mantiene la celebración ese día, contradiciendo la cronología bíblica oficial. Sí indican los presentes, que eran, entre otras cosas, mirra, incienso y oro. Y un cuarto regalo, el libro del Testamento, dado por Dios a Adán y que sólo el Mesías podría abrirlo.

Me encanta ver cómo la tradición imperante es la de un libro rechazado oficialmente. Y que curiosamente no es demasiado conocido. Leer este evangelio, es leer la historia de los Reyes que siempre nos han contado.

Pero los Reyes no son nada sin regalos. Es una tradición casi exclusivamente española y algunos sitios de hispanoamérica. Pero esto no siempre fue así. Shakespeare escribió una obra llamada "Noche de Reyes" en la que se narra una noche de Reyes en Inglaterra en 1600. Pero poco a poco, la tradición y el pragmatismo de tener más días de disfrute fue imponiendo a Papa Noel, cosa que me temo pasará también en España.

Una última cosa sobe los Reyes. Yo estuve en tu tumba. Fue en 2006 en un viaje que hicimos maravilloso a Colonia junto con amigos. Sí, los Reyes Magos están enterrados en la Catedral de Colonia, a donde llegaron en 1164 por el emperador del sacro imperio romano germánico, Federico Barbarroja.

Así que sí, yo conocí la tumba de los tres reyes, a pesar de que vengan todos los años acompañados con nuevos regalos e ilusiones.




lunes, 5 de mayo de 2014

Cuando una crítica se hace realidad

Hay mentes en la historia que destacan por su intuición, por su capacidad de crear, por su capacidad de describir. Estas mentes son capaces de dar un salto evolutivo en la raza humana y pasarnos a un estadio superior de conocimiento. Pitágoras estableció unos criterios trigonométricos que son la base de todo cálculo 3000 años después, Servet marcó el interior del cuerpo, Newton hizo comprender el espacio, Plank nos llevó a nivel microscópico y Einstein nos llevó a la velocidad luz.

Sin embargo, lo que es más extraño es que estas mentes coincidan en el tiempo. El caso de Plank y su física cuántica y Einstein y su teoría de la relatividad. Son dos físicos con mayúsculas capaces de revolucionar el mundo que les rodeaba, pero incapaces de ponerse de acuerdo. Einstein entendía el universo de forma revolucionaria, pero clásica. Era la física de lo tangible. Extraño, pero tangible. Plank (y posteriormente Heisemberg y Schrodinger) entendieron que la física subatómica es más complicada que el blanco o negro. Allí existen los colores, o mejor dicho, existe las cosas a la vez. Schrodinger planteó la paradoja del gato para ilustrar los estados cuánticos y la posibilidad de que un electrón pudiera estar en dos sitios a la vez... hasta que se mira. La física cuántica es la física de la probabilidad. Einstein nunca lo entendió.

Pero una mente como la suya no podía simplemente no entenderlo. Así que estudió a fondo esta otra física e intentó rebatirla. Frases como "Dios no juega a los dados" iba directamente a la línea de flotación de la física cuántica, pero no conseguía dar con la forma de desacreditar la teoría. Conceptualmente absurda, válida en la práctica. Hasta que, en 1935, el propio Schrodinger expuso una característica de la física cuántica de que dos partículas podían entrelazarse entre ellas y quedaban así vinculadas. Le llamó entrelazamiento cuántico (El término español no está demasiado conseguido, pues el término inglés entangle da una  visión más de relación entre dos términos: más sería un "vinculamiento cuántico", para que nos entendamos). Ésto le dio a Einstein el caldo de cultivo que necesitaba y, junto con dos colegas, planteó conceptualmente una paradoja que se conoce como paradoja EPR (las iniciales de cada uno). En esta paradoja se define que, siguiendo las teorías de Schrodinger, dos partículas atómicas pueden entrelazarse entre ellas, de forma que sabiendo una, se determina la otra. Y si se actúa sobre la primera, la segunda responde a esa actuación gracias a ese vínculo, independientemente de donde esté. Einstein nunca entendió este concepto decía que esto contradecía al sentido común y que debía de estar determinado. Einstein entendía el concepto de entrelazamiento como un par de guantes. Si uno coge un par de guantes y lo manda a dos sitios muy lejanos uno de otro, el que reciba el guante izquierdo sabe que el otro ha recibido el derecho. Pero esto no es entrelazamiento, pues aunque el estado estaba predeterminado desde el inicio y no afecta lo que se haga sobre cada guante en el camino.

Einstein intentó desacreditar con esta paradoja la física cuántica y quedó sin respuesta hasta 1964, en el que John Bell consiguió dar con una respuesta. Estableció unas desigualdades que, si se cumplían, harían que Einstein tuviera razón y por lo tanto la teoría cuántica estaba incompleta, pero si no se cumplían, Einstein estaba equivocado y la información se vinculaba realmente entre las partículas.

Einstein no podía ni sospecharlo, pero, desde 1974 se han realizado multitud de experimentos al respecto, arrojando todos, el mismo resultado: estaba equivocado, el entrelazamiento cuántico es real y funciona y la teoría de la física cuántica es cierta y está comprobada. Esto lleva a que podría ser posible el "teletransporte cuántico". Y una comprobación de este concepto se ha estado buscando. Éste se ha conseguido hace relativamente poco entre las islas de Tenerife y Las Palmas, un cambio en un fotón en Tenerife, se ha visto inmediatamente en otro fotón en Las Palmas. Un concepto microscópico, pero que ya se ha conseguido en microdiamantes, algo ya de otra dimensión. Este concepto es también la base de algo que todos hemos escuchado: el computador cuántico, pero el experimento de Tenerife le añade una característica más, la posibilidad de trasmitir información a distancia.

No está muy claro qué mecanismo se utiliza para transmitir esa información entre una partícula y la otra. Según la relatividad no podría ir más rápido que la luz, aunque quien sabe, quizás a esas escalas puede ser que funcione algún mecanismo aún desconocido. Lo que está claro es que es una característica de ciencia ficción, y que, con el tiempo y trabajo podría, quien sabe, llevarnos al teletransporte de la nave Enterprise. Eso era ciencia ficción, pero a nivel atómico se ha conseguido. La verdad es que hay mentes que incluso en sus críticas son brillantes, porque, aunque Einstein no lo sospechara, ha terminado siendo realidad. 

lunes, 14 de abril de 2014

Unas veces uno, otras veces cero

Esta entrada podemos decir que es la entrada que más he estudiado de todas las que he puesto. Hablemos de telecomunicaciones. Un día un compañero que se cambió a tiempo de carrera me dijo: "Las telecomunicaciones, millones de unos y ceros viajando a velocidad casi infinita por múltiples medios". Una definición perfecta de lo que es un teleco.

Las telecomunicaciones nacen hace mucho mucho tiempo con la necesidad de transmitir información a distancia. Las famosas señales de humo o los sonidos de las campanas medievales son historia de las telecomunicaciones, consiguiendo su objetivo a transmitir información. Con las campanas se podían saber si alguien había fallecido o había un nacimiento. Se podía saber si había guerra o había esperanza. Pero en el fondo los mensajes eran rudimentarios. En ciertos ámbitos se necesitaba algo más de información. Y se inventaron códigos con los que poder enviar palabras. El primero de estos códigos, que aún se conserva, son los símbolos de banderas que se utilizan en la navegación. Es una forma de comunicar a distancia, aunque, eso sí, era necesario tener una muy buena vista, la verdad.

A finales del siglo XVIII se creó un método, primero óptico, después eléctrico para poder enviar información a distancia. Puntos y rallas, enviados a alta velocidad para crear un sistema llamado telégrafo, capaz de componer palabras. Eran los albores de los unos y los ceros, ya empezamos con nuestra vida digital. Poco después, en el siglo XIX se creó la telefonía, por un señor llamado Bell con su famosa frase "María tenía un borreguito", la primera que se transmitió por este medio.

Poco a poco, la comunicación fue mejorándose y fue a mediados del siglo XX cuando apareció una ciencia que ya se convirtió en inseparable compañera de viaje, la informática. La informática se basa en la ordenación y utilización de la información. Las telecomunicaciones, de enviar esta información a distancia. Dos trabajos distintos sobre la misma información, así que se hizo necesario buscar una forma de ordenar la información, de hacerla accesible y fácilmente reconocible, y se convirtió en lo más fácil que se puede tener: en una doble decisión: se es o no se es, agujero o tarjeta, electricidad o cortocircuito. Unos y ceros, en definitiva. 

Este código con sólo dos dígitos se le llamó binario, obviamente y se codificó el mundo entero en él. No es algo complicado, sólo hay que pensar cómo numeraríamos el mundo si tuviéramos sólo cifras. Imaginemos que ponemos todos los números conocidos, pero quitamos los que tengan otra cifra que no sea el 1 y el 0 y los contamos. El cero sería cero, el 1 sería el 1, el siguiente número que tendríamos sería el 10, que haría de 2, y después el 11, que haría de 3. El 100 sería el 4, el 101 el 5, y así sucesivamente. Ya está codificado el mundo con dos conceptos, tener o no tener. Ahora habría que encontrar el material que lo hiciera posible.

Y ahí aparecieron las estrellas del blog de hoy. Todo el mundo sabe que un trozo de cable conduce la electricidad. Un trozo de madera, la repele. Uno es siempre un 1, el otro, siempre un 0. Pero hay una serie de materiales, pocos, muy pocos, que a veces la repelen y a veces la conducen. Esos son la clave de la información en el día de hoy, porque pueden manipularse para poder transmitir 1 y 0 a nuestro antojo.

Son sólo 14 elementos, encabezados por la propia materia orgánica, el Carbono, pero seguidos por otros, como el Germanio, el Potasio y por supuesto, el Silicio. Había que encontrar un material con suficiente cantidad en la naturaleza y con facilidad de maleabilidad para poder trabajar con el y con suficiente capacidad de ser o no conductor. Y el silicio, del que está hecho la mayor parte de la arena del mundo, es un material perfecto.  Consiguió crearse primero un diodo, que puede enviar o no la electricidad, bajo condiciones estáticas y después, el transistor, la base del tratamiento de la información actual, que permite enviar o no la electricidad en función de una señal de control. Eso era lo que hacía falta. Y desde entonces, con algunas variantes, todo está descubierto. La evolución de la informática ha sido realmente un evolución tecnológica, más y más pequeño, más y más rápido, pero siempre basado en lo mismo, transistores y miles de ceros y unos. Esta tecnología se concentró en un sitio concreto, en California, que desde enconces se llamó Silicon Valley. Hoy uno de los lugares tecnológicamente más avanzados del mundo.

Por cierto, si alguien se pregunta algo sobre el coltan y la famosa guerra africana de este mineral, no viene por los transistores, sino por los condensadores de tantalio (mineral que se obtiene del coltan), que se utilizan como acumuladores de electricidad, aunque cada vez están más en desuso, así que realmente es un tema colateral.

Los semiconductores se configuran como una malla de protones alrededor de la cual están los electrones. De esta forma, un núcleo tendrá carga positiva no si hay un protón de más, sino si hay un electrón de menos, porque los protones no se mueven. Por eso la carga positiva en los semiconductores se le llama "huecos". Sin embargo, sí se le llama electrón a la carga negativa. Efectivamente, es un electrón de más. 

Los circuitos integrados con circuitos de transistores a escala de micras de milímetros, los más avanzados incluyen millones de transistores en un chip. La escala es tan reducido, que en los chips más concentrados, el tamaño de los transistores es tan pequeño que empieza a notarse el efecto de la física cuántica en los mismos. Ese es el límite de funcionamiento. Además a una escala tan pequeña es relativamente fácil que se produzcan errores de fabricación. Tan frecuente es que generalmente se realizan una serie de transistores de reserva que permita después, por configuración, sustituir los transistores defectuosos por otros de reserva de forma que la funcionalidad no se pierda.

Otra cosa que hace esta minituarización de los circuitos es el envejecimiento de los mismos. Generalmente duran unos años, pero algunos, como las memorias tienen tantas reconfiguraciones y tantas cargas y descargas que con el tiempo empiezan a fallar. Estos fallos no impiden su funcionamiento "macro", pero se nota que empiezan a ralentizarse, poco a poco necesitan de más usos para el mismo funcionamiento y termina siendo algo que se nota a escala normal, el propio usuario nota la velocidad. Es un efecto del envejecimiento de los semiconductores, restos de carga que se van acumulando y generando fallos. Es el coste de la tecnología.

Sin embargo, la utilización de esta tecnología ha conseguido reducir su precio y convertir un lujo como la informática o las telecomunicaciones en algo de consumo. La tecnología siempre trata de avanzar y aunque se han utilizado dispositivos de germanio e incluso, de azufre, no parece que vayan a trasladar la utilización del silicio de forma masiva, probablemente el próximo paso en la evolución sean los procesadores cuánticos, aunque aún nos quedan décadas para poderlo ver. 

En fin, básicamente, vivimos en un mundo digital, un mundo en el que la transformación de 1 en 0 y codificación en hay/no hay es vital para su funcionamiento. Y todo gracias a una serie de elementos indefinidos eléctricamente, que permiten un comportamiento errático para generar esa codificación en la naturaleza. La misma naturaleza que tiene miles de posibilidades. Sólo hay que saber utilizarlas. Y especialmente este tipo de material que a veces es uno y otras veces, ceros, pero que, gracias a él yo estoy escribiendo mi blog y usted, leyéndolo.